22 oct 2013

Los internados top 10 para estudiar inglés

 Aiglon
Ahora que el debate sobre la educación es España colegio privado vs. Colegio público está en su punto más álgido vamos a darnos un paseo por algunos de los colegios más exclusivos del mundo que nos permitirán finalizar nuestros estudios con el prestigio añadido de aprobar en algunas de las instituciones mejores o cuanto menos más caras del mundo y formarnos y completar nuestros cursos de inglés. Eso sí para pagar sus cuotas mensuales tendríamos que hacer un esfuerzo que no está al alcance de muchos, internados para ricos, famosos o la realeza. En Suiza nos encontramos con el internado Aiglon, ubicado en el cantón de Vaud, a 1.170 metros sobre el nivel del mar, se caracteriza por ser uno de las escuelas más reconocidas de Suiza. Y su prestigio se pesa en euros. Las cuotas oscilan entre 30.500 y 42.760 euros anuales para los alumnos internos, quienes reciben su formación académica en inglés y francés, y son instruidos en el aprendizaje del español, alemán, griego y latín.

También en Suiza destaca el Surval St. Fleuri, en Montreux (Suiza) sobre el Lago Lemán en el que por si acaso el programa académico ordinario no resulta suficiente para la alumna del tercer milenio, el colegio le ofrece cursos especiales de etiqueta, cocina, pastelería y belleza. Surval es la experiencia única de un internado sólo paras señoritas, el cual brinda una combinación de programas de estudio adaptados para satisfacer las necesidades de las jóvenes estudiantes de hoy. Surval ofrece su propio programa de “Finishing” o de perfeccionamiento de cultura, educación y buenos modales y un programa de “Finishing” en colaboración con el Instituto Villa Pierrefeu. También, Surval ofrece un programa de High School (escuela secundaria) y de BBA (Diploma en Administración de Empresas). 

Le Rosey, en Gstaad, Suiza tiene la peculiaridad de que sólo admite un 10 por ciento de alumnos que hablen un mismo idioma y así se publicita como una escuela diferente y su fama la tiene bien ganada al contar con tres orquestas, dos coros, tres compañías de teatro y varios estudios de arte y fotografía que permiten al alumnado estudiar y cultivar distintas facetas del arte. Como detalles comentar que en las clases, hay cinco alumnos por profesor y se pone el acento en el aprendizaje de idiomas: cada estudiante debe manejar al menos cuatro. Las praderas suizas cautivan, sobre todo, a las monarquías: el rey Balduino de Bélgica, el Aga Khan, el Sha de Persia o Rainiero de Mónaco fueron ex-alumnos de Le Rosey así que ya veis tienen variedad para vender su imagen.

En Canadá, el internado Shawnigan Lake ofrece a sus alumnos uno de los campus de estudios más privilegiados del mundo y está ubicado en la Isla de Vancouver. El internado Saint Columba's, ubicado al pie de una montaña, cerca de la bahía de Dublín, los alumnos aprenden artes plásticas, realizan excursiones por los alrededores y practican desde la pesca a la fotografía, pasando por la arqueología.

Para estudiar ingles en Inglaterra qué mejor que el internado británico masculino Harrow School, cuyas instalaciones han sido utilizadas como telón de fondo para películas y famosos anuncios de televisión. El internado, que fue fundado en 1572, ha formado en sus aulas a siete primeros ministros británicos, al primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru, y a miembros de la realeza de Jordania, Irak y Reino Unido, entre otros alumnos destacados. La cuota anual para los estudiantes es de 36.718 euros, más un depósito inicial de 2.200 euros. La vida en Harrow se ajusta a todos los tópicos posibles sobre los internados elitistas: sus alumnos visten de manera especial, con un sombrero que se ha convertido en símbolo de la escuela; los estudiantes acuñan una serie de expresiones propias, ininteligibles para el resto del mundo; los profesores también se alojan en el recinto académico; y los domingos se dedican al deporte, singularmente al 'Harrow football', una mezcla entre el fútbol normal, el rugby y el croquet que sólo se juega allá y cuyas reglas datan de 1865. Más discutibles son sus métodos pedagógicos, que algunos expertos consideran rancios. Especialmente, su cerrada apuesta por la educación separada. Harrow sólo admite chicos y hace bandera de ello.

En el Reino Unido el colegio mixto Cheltenham ofrece hasta 36 actividades diferentes a las que los alumnos se pueden dedicar mientras no están dentro de las aulas. Entre estas se encuentran remo, waterpolo, teatro, música y un club de astronomía.

También en Inglaterra destaca el internado Marlborough con una cuota media es de 36.400 euros anuales, y en donde se formó en sus inicios el Nobel de medicina de 1960, Sir Meter Medawar.

St Mary´s Ascot School de Inglaterra es un colegio femenino. El colegio católico donde estudian las niñas más in de Inglaterra entre 11 y 18 años. Se fundó en 1885 por las hermanas de la Congregación de Jesús. Sólo hay 14 alumnas por clase y las instalaciones, distribuidas en 55 acres, son espectaculares. El acceso es complicado y además de pagar una fianza para entrar debemos luego satisfacer una cuota además de pasar una entrevista personal, llevar un informe detallado del colegio anterior y aprobar el examen interno del colegio. Eso sí es muy caro, la matricula de un año escolar para alumnas internas es de 7.749 libras por trimestre, equivalente a 9.745 €.

En USA la escuela Annie Wright, ubicada en Washington, abre sus puertas a los niños desde los cuatro años por un precio de 8.500 euros, aproximadamente. Según se van haciendo mayores, los padres pueden dejarlos en manos de la institución bajo el régimen de internado por poco menos de 30.000 al año.

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13 oct 2013

Una obra de Cézanne pulveriza el récord como cuadro más caro

No es la primera vez que la familia real de Catar compra arte a lo grande. En los últimos años, los Al Thani se han hecho con obras de Andy Warhol, Mark Rothko y Damien Hirst, entre otros. Como ahora Los jugadores de cartas de Cézanne, esas adquisiciones forman parte de su ambicioso proyecto de transformar el emirato en centro cultural de Oriente Próximo. Sin embargo, el objetivo desborda el mundo del arte. Es un pilar de la estrategia del jeque Hamad Bin Jalifa al Thani para poner el país en el mapa como forma de proteger su existencia y la dinastía. Poco a poco, y de forma discreta, los Al Thani se han estado haciendo con una enorme colección de arte. El periódico especializado The Art Newspaper les clasificó el año pasado como “los mayores compradores de arte contemporáneo del mundo”. La misma fuente calificaba a la hija del emir, la jequesa Mayasa, de “la fuerza impulsora del intento de convertir el rico estado petrolero del desierto en un centro cultural capaz de rivalizar con París y Nueva York”. Nada más salir del aeropuerto de Doha y antes de alcanzar el Museo de Arte Islámico, las vallas que rodean un enorme solar anuncian la construcción del Museo Nacional. El edificio, obra de Jean Nouvel y cuya inauguración está prevista para 2013, va a albergar la pinacoteca que hasta ahora se guardaba en un palacio real y a la que va destinado el cuadro de Cézanne. Como sucediera tras la inauguración en diciembre de 2010 de Mathaf, el primer museo árabe de arte moderno, algunos observadores cuestionan el proyecto. Para ellos resulta paradójico exhibir Los jugadores de cartas en un país cuya religión de Estado prohíbe el juego y el vino que aparece en el cuadro. La pintura no es parte de las tradiciones árabes y muchos locales consideran los museos como una invención occidental. Pero es precisamente el intento de salvar esas distancias culturales lo que anima el esfuerzo del jeque Hamad. Hace medio siglo el pequeño emirato en forma de perla era poco más que un puñado de campamentos beduinos en la arena. Pero el descubrimiento del petróleo primero y más recientemente de las terceras reservas mundiales de gas natural, lo han convertido en el país de mayor renta per cápita del planeta. Con una población autóctona que apenas alcanza el cuarto de millón y en medio de los dos grandes rivales regionales, Irán y Arabia Saudí, Qatar necesitaba reinventarse para distinguirse de sus vecinos y darse a conocer al mundo. Junto con la cadena de televisión Al Jazeera, las competiciones deportivas y una activa diplomacia, su apuesta por la educación y la cultura se ha convertido en su seña de identidad. “Mientras Abu Dhabi importa marcas culturales, Catar se está centrando en la educación”, señala a EL PAÍS Paloma Martin Llopis, una experta en arte que acaba de concluir una visita de trabajo a esos emiratos. En su opinión “solo Dubái está intentando crear una identidad cultural, invitando a los artistas de la zona”. Significativamente, Doha no cuenta en la actualidad con ninguna galería de arte digna de ese nombre y la única que había, una sucursal de un espacio de Dubái, tuvo que cerrar por falta de clientes. “Estamos haciendo de Catar el lugar para ver, explorar y debatir las creaciones de artistas árabes de la era moderna y de nuestro tiempo”, declaraba la jequesa Mayasa al inaugurar el Mathaf. La propia presencia de la hija del emir (y su segunda esposa, la despampanante jequesa Mozah) al frente del organismo encargado de los museos de Catar (QMA, Qatar Museums Authority), es una declaración de intenciones. Mayasa, de 28 años, que ha estudiado Políticas en EEUU y Francia, no es una princesa árabe al uso. Desde muy joven sus padres la han hecho participar de la vida pública y dado un protagonismo inusual entre las mujeres de la región. Todavía universitaria, colaboraba con los esfuerzos humanitarios de Catar y se la vio en vaqueros y camiseta a pie de avión dirigiendo las operaciones de ayuda al terremoto de Cachemira en 2005. Poco antes, mientras estudiaba en París, pasó un mes “estupendo” aprendiendo español con una familia de Burgos, según relató a esta corresponsal durante un almuerzo. Pero en los últimos años, Mayasa se ha centrado en la supervisión de las ambiciosas iniciativas culturales de su país desde el QMA, lo que le da la última palabra en las adquisiciones de arte. Para ello cuenta con importantes asesores extranjeros, como el antiguo presidente de la National Gallery británica Jacob Rothschild o el que fuera responsable del departamento internacional de Christies’s Edward Dolman, además de un alto ejecutivo de la Fundación Aga Khan. Fuente: El País

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