El reciente fallecimiento, con menos de dos semanas de diferencia, de Eunice y Ted Kennedy, ambos hermanos del trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos y miembro más conocido del clan Kennedy, John Fitzgerald, puso punto y final a un importante capítulo en la historia del país.
El apellido Kennedy aúna tragedia, poder, mito y desdicha. La maldición, una especie de macabra tradición familiar, comenzó con el menor de los ocho hermanos del presidente americano. Joseph P. Kennedy moría a los 29 años de edad cuando pilotaba una nave militar durante la II Guerra Mundial. Sin tiempo para reponerse de la pérdida, la familia volvía a sumergirse en el dolor. Cuatro años más tarde, Kathleen Kennedy moría en otro accidente de avión cuando sobrevolaba los Alpes franceses.
Un infortunio detrás de otro que en 1963, cuando el propio presidente de los Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy llevaba tres años de mandato, se materializó de nuevo. JFK no pudo burlar a la muerte. Era abatido a tiros durante un desfile en Dallas.Un trágico final que se volvería a repetir cinco años más tarde con el asesinato de otro de los hermanos, Robert Kennedy, que acababa de ganar las elecciones primarias de California, en plena campaña por la Casa Blanca. Ya en 2005, y a los 86 años de edad, fallecía Rosemary Kennedy, que sufría una leve discapacidad mental.
Hace unos días, un tumor cerebral terminaba con la vida de un político de bandera y uno de los más influyentes en la historia de EE. UU., Ted Kennedy. El último de los varones de los nueve hermanos moría dos semanas después de que su hermana Eunice lo hiciera a los 88 años y debido a una serie de infartos. La última sobreviviente de la generación de nueve hermanos es Jean Kennedy, de 81 años de edad.
Amores de Estado y revelaciones de hoy
Pero si la tragedia ha sido una vital constante en el devenir de los Kennedy, la promiscuidad sexual también ha jugado un gran papel. Cuando John Fitzgerald ya estaba casado con Jacqueline, el entonces presidente mantenía continuos encuentros sexuales con un sinfín de mujeres. En el libro El lado oscuro de Camelot, Kennedy aparece retratado como un hombre mujeriego, definición que atestigua la larga lista de supuestas amantes, entre las cuales destacaban la seductora Marylin Monroe; la secretaria de su esposa, Pamela Turnure o Mary Pinchot Meyer, casada con el hermano del tenaz director del Washington Post, Ben Bradlee.
En 2003, Una vida inacabada, una extensa biografía sobre el presidente, revelaba que éste mantuvo una estrecha relación con Mimi, una joven que trabajó como becaria en la Casa Blanca. La relación entre ambos terminó cuando la joven ingresó en la Universidad. Meses más tarde, John Kennedy era asesinado. Y aunque la historia se ha hecho pública ahora, se une a las declaraciones recientes de una mujer austriaca, llamada Lisa Lanett, que ha reconocido que tuvo una breve relación con el demócrata del que nació un niño durante la Segunda Guerra Mundial.
Más revelaciones soprendentes y actuales. Según el libro de C. David Heymann Bobby and Jackie, a love story (Bobby y Jackie: Una historia de amor), el auténtico amor de Jacqueline Kennedy, esposa del presidente fallecido, fue el senador Robert Kennedy, hermano de su marido, casado y padre de 11 hijos, que fue abatido a tiros en 1968 en su campaña hacia la Casa Blanca.
Una historia de amor que habría comenzado después de que Jacqueline compartiese una noche de pasión con el actor de Hollywood Marlon Brando. Tras el asesinato del senador y supuesto amante, Jacqueline Kennedy inició una relación con el multimillonario griego Aristóteles Onassis, unido sentimentalmente entonces a la cantante de ópera Maria Callas.
El matrimonio entre la viuda de América y el magnate de la industria naviera fue una como una empresa más para el armador y una inversión para Jackie. Incluso se llegó a rumorear que no mantenían relaciones sexuales. Cuando Onassis murió comenzaron las desavenencias entre Jackie O, como era conocida popularmente, y Chistina, la única hija de Onassis tras la muerte en 1973 de su otro hermano Alexander. En 1988, Chistina Onassis fallecía y Athina, su hija, se convirtió en la heredera del imperio, aunque tuvo que esperar a cumplir los dieciocho años para que el ‘traspaso’ se hiciese efectivo.En1994, la viuda de América fallecía en Nueva York y su funeral fue seguido por millones de personas.
El fallecimiento ahora de Ted Kennedy, un importante apoyo para Obama e histórica figura dentro del Partido Demócrata, ha vuelto a poner de manifiesto los líos de cama de los Kennedy. El político arrastraba en vida una fama de mujeriego, al igual que su hermano, y de hábitos de vida poco saludables. En 1969, tras sobrevivir a un accidente de avioneta, tuvo otro de coche y cayó al agua, cerca de la isla de Chappaquiddick. Él sobrevivió pero Mary Jo Kopechne, una joven que viajaba con el senador, murió ahogada. A parte de las especulaciones de una posible infidelidad a su esposa, tuvo que explicar por qué tardó diez horas en notificarlo a las autoridades. Un duro episodio en la historia de un hombre que, al igual que el resto de su familia, fueron los monarcas indiscutibles de Estados Unidos. Con sus particularides. Tragedias, amores imposibles y la más pura de las supervivencias incluida.
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