19 dic 2010

“La mayoría de los médicos prefiere fumar Camel”

Un post alucinante si tenemos en cuenta lo que ha llovido. “La mayoría de los médicos prefiere fumar Camel”. La campaña, lanzada a mediados de los años 40 por la compañía de RJ Reynolds, aseguraba que “decenas de miles de doctores” de todo el país preferían fumar Camel antes que cualquier otro cigarrillo.

Desde los años 20 hasta bien entrados los 50, las compañías tabaqueras utilizaron la imagen de médicos y profesionales sanitarios sin ningún empacho. En numerosos carteles y anuncios de publicidad aparecían doctores y enfermeras dándole al fumeque y recomendando las excelencias de determinada marca. “Cuida tu salud, fuma Chesterfield”, "L&M, justo lo que el médico te mandó”. He aquí una curiosa recopilación:

“20.679 doctores aseguran que los Luckies son menos irritantes” – decía a mediados de los 50 una campaña de Lucky Strike – “La protección para tu garganta contra la irritación y la tos”. Numerosos anuncios reclamaban las bondades del tabaco a la hora de hacer la digestión, aclarar la garganta o combatir el estrés. En otros, como en la campaña de cigarrillos Fátima a finales de los 40, era una enfermera la que hacía su recomendación.

La figura del médico era utilizada junto a la de deportistas o artistas de cine. “Veinticuatro horas al día tu medico permanece al pie del cañón… – decía un anuncio de 1946 – un par de cabezadas de sueño, unas cuantas caladas al cigarro… ¡y ya está listo para seguir su trabajo!”.

En 1949, el “Journal of the American Medical Association” llegó al extremo de publicar supuestos estudios científicos que demostraban que los cigarrillos de Phillip Morris eran menos irritantes y sugería a los médicos que los recomendaran a sus pacientes. Solo unos años después, una campaña de Marlboro mostraba a una serie de bebés animando a fumar a sus madres. “Antes de regañarme, mamá – decía el mensaje sobre la imagen de un temeroso bebé – sería mejor que te encendieras un Marlboro”. “Sí – añadía el lema de la campaña – no necesitas malos humos, ése es el milagro de Marlboro”.

Más allá de la figura del doctor, la publicidad sobre tabaco llegó a los personajes más conocidos de televisión. En 1961 una campaña mostraba a Pedro y Pablo Picapiedra echándose un Winston mientras sus esposas atendían a las labores del hogar.

La mayoría de nosotros hemos escuchado durante todas nuestras vidas sobre la fuerte asociación entre el tobaco y las enfermedades respiratorias. Por ende es sorprendente saber que este vínculo era completamente desconocido e insospechado hasta los cincuenta.

Ver esta nota. En 1949 el médio-epidemiólogo británico Dr. Doll, en colaboración con su colega el Dr. Bradford Hill, encuestaron a cientos de pacientes de hospitales de Londres con diagnóstico de cancer del pulmón sospechado o confirmado. Se quedarón pasmados a descubrir que entre 649 casos de cancer confirmado, sólo dos eran no fumadores. En cambio, entre los otros pacientes no fumadores, a todos (menos aquellos dos), el diagnóstico resultó ser otro (no cancer).

Como lo dice la nota, "Hoy en día consideramos estos resultados como evidentes y predecibles, pero en aquel entonces los epidemiólogos quedaron atónitos." El resto del artículo describe como, cuando publicaron sus resultados en 1952, pasaron casi desapercibidos. Pero poco a poco, durante los 50, las evidencias acumulaban (incluyendo un estudio precisamente entre médicos fumadores y no fumadores) hasta que en 1957, la Secretaria de Salud británica consintió emitir un aviso suave de los posibles riesgos del tabaco.

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