Jaime Santirso | La Información
El hambre golpea el estómago de África y la conciencia de Occidente. Una sequía ha puesto en peligro a 8 millones de personas en Etiopía, Yibuti, Kenia y Somalia. A pesar de ello, ninguno de estos países es uno de los diez más pobres del mundo según la ONU. Hay mucha necesidad fuera de los focos.
El hambre vuelve a ser noticia. La peor sequía de los últimos 60 años nos lleva a mirar de nuevo hacia el Cuerno de África. Según el informe emitido por Naciones Unidas, ocho millones de personas de Etiopía, Yibuti, Kenia y Somalia necesitan asistencia médica urgente.
La escasez de alimentos está afectando de manera especial a este último país, donde uno de cada cuatro niños sufre de malnutrición severa. Desde allí ha comenzado un éxodo masivo: alrededor de 1.300 somalíes cruzan la frontera con Kenia a diario, pero el país vecino ya ha sobrepasado su límite. El campamento de refugiados de Dadaab triplica su capacidad y se ha convertido en la cuarta ciudad keniata más poblada.
A la sequía se unen los conflictos armados y una inflación galopante. En Somalia, los precios han subido entre un 150 y 180%.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realiza cada año una clasificación de países en función de su riqueza. Para ello, se sirven del Índice de Desarrollo Humano (IDH), un indicador compuesto de muchas variables sociales y económicas agrupadas en tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno. 27 de los últimos 30 países son africanos, pero ninguno de los países afectados por esta sequía se encuentra entre los diez últimos. Hay mucha pobreza más allá de la que llega a nuestras portadas.
Valorando la situación económica de los países africanos se pueden señalar algunos puntos comunes a la mayoría de ellos. A pesar de ser el continente más pobre, sus ciudades se levantan sobre las mayores reservas minerales del mundo.
Esta paradoja se extiende a la población, que desarrolla una actividad económica de subsistencia. La agricultura es el motor de la comunidad, que encuentra en el primer sector el pilar que la sostiene. En los países más atrasados el sector servicios es casi inexistente.
El contexto político está marcado por la inestabilidad; guerras civiles y levantamientos están muy recientes. Las políticas financieras no han sido acertadas, lastrando el crecimiento y disparando la inflación. Las tasas de desempleo, pobreza y analfabetismo son muy altas y la corrupción está presente en todos los niveles de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
La mayoría de los países sufren de un fuerte desequilibrio presupuestario arrastrado desde hace mucho tiempo, lo que se traduce en una enorme deuda externa. Todo esto produce una devaluación monetaria constante, que frena la inversión y el rendimiento. Este panorama adopta la forma de círculo vicioso retroalimentándose. Para que esto cambie, es necesario modificar la estructura desde sus cimientos.
Así está estructurada la economía de los diez países más pobres del mundo.
1-. Zimbabwe (IDH: 0,14)
La economía de Zimbabwe era una de las más sólidas de África pero se sumió en una profunda crisis a raíz de la toma de poder de Robert Mugabe. La tasa de inflación llegó al 100%; la mayor del mundo, 60 puntos porcentuales por encima de la segunda en la lista, Birmania. A pesar de ser el país más pobre del mundo según la ONU, llama la atención la tasa de alfabetización de la población adulta: 92,6%; a la altura de algunos países del primer mundo.
A día de hoy, a pesar de la inestabilidad política, su economía muestra signos de recuperación por primera vez en los últimos diez años. En 2010 registró un crecimiento del 5,9%. Entre otros factores, es debido a la eliminación del control de precios y al control de la inflación. Aun así, todavía debe hacer frente a una enorme deuda externa. El país tiene reservas de carbón, oro, platino, hierro, cobre, níquel y otros minerales.
2-. República Democrática del Congo (IDH: 0,239)
La República Democrática del Congo es un país con un potencial energético enorme. Su economía se encuentra en fase de recuperación después de décadas de decadencia, debida al alto nivel de corrupción y a las desastrosas consecuencias de la Primera Guerra del Congo. Este conflicto disparó su deuda externa, dilapidó la producción nacional y acabó con la vida de más de 5 millones de personas.
A consecuencia de esto, la inversión extranjera se evaporó por la inestabilidad política y la falta de infraestructuras. La situación mejoró con la retirada de parte de las tropas y la reapertura de relaciones con instituciones financieras internacionales. Aunque a ritmo lento, las reformas económicas han ido llegando.
La agricultura es una de las principales actividades de la población y representa más del 55% del PIB. Café, azúcar, té, caucho y algodón son algunas de las principales cosechas. Por su riqueza mineral, la industria también tiene una gran importancia.
Aunque su economía creció un 6% en 2010, la República Democrática del Congo todavía debe hacer frente a la corrupción y a la falta de transparencia de su gobierno.
3-. Níger (IDH: 0,261)
El sistema económico de Níger está basado en la subsistencia y la principal actividad es la ganadería y el pastoreo. Las continuas sequías han provocado una fuerte desertificación, lo que sumado al firme crecimiento demográfico no permite su despegue económico.
Este país centroafricano tiene uno de los mayores depósitos de uranio del mundo, cuya venta supone el 80% de sus exportaciones. También hay yacimientos menores de estaño, cinc, sal, hierro y fosfato de sodio.
Níger comparte moneda y banco central con los miembros de la Comunidad Económica de los Países de África Occidental (ECOWAS). Alivió parte de su deuda externa con la adhesión al programa de Países Altamente Endeudados (HIPC), lo que le permitió establecer servicios sanitarios mínimos e invertir en educación primaria, prevención del sida e infraestructura rural.
Las constantes ayudas del Fondo Monetario Internacional han contribuido a la mejora de la situación. En 2010 la economía comenzó a mostrar signos de recuperación después de la fuerte sequía de 2009, que afectó a las cosechas y diezmó el ganado.
4-. Burundi (IDH: 0,282)
Burundi es un país poco industrializado y pobre en recursos económicos. La economía se basa en la agricultura, que emplea a más del 90% de la población. Café y té verde son las principales cosechas, lo que supone el 90% de sus exportaciones, aunque apenas tienen peso en el PIB.
La situación social de Burundi es desastrosa. En 1993 comenzó una guerra civil por razones étnicas que duró toda una década y se saldó con más de 200.000 muertos y 500.000 refugiados. Sólo la mitad de la población infantil está escolarizada y el 15% de la población adulta padece sida. Comida y asistencia médica son lujos al alcance de muy pocos y sólo el 15% de los hogares tienen electricidad.
La estabilidad política ha aliviado la situación económica, pero, con todo, se enfrenta a grandes problemas: los salarios han disminuido mientras la inflación aumenta, el sistema legal y la capacidad administrativa es muy débil y existe un alto índice de pobreza y corrupción.
La inversión extranjera es casi inexistente por los constantes cambios en el marco legal. El país depende en gran medida de la solidaridad, aunque su adhesión a la Comunidad de África Oriental (EAC) ha tenido un impacto positivo en su economía.
5-. Mozambique (IDH: 0,284)
En el momento de su independencia en 1975, Mozambique era uno de los países más pobres del mundo. La mala gestión del sistema comunista y quince años de guerra civil habían destrozado la economía nacional. La reestructuración del país, que comenzó con las reformas macroeconómicas de 1987, permitió que la situación comenzara a mejorar.
La ayuda internacional y las elecciones libres de 1994 reactivaron el crecimiento. A pesar de todas las mejoras, la mitad del presupuesto anual depende de la asistencia internacional. Más del 50% de la población se encuentra bajo la línea de la pobreza y la agricultura de subsistencia emplea a la gran mayoría.
Mozambique tiene el mayor índice de malnutrición de los países de esta lista, un 75%. La riqueza en aluminio es la principal atractivo para la inyección monetaria extranjera.
En los últimos diez años su economía ha crecido a un ritmo de 9% de media anual, uno de los mayores índices de África. Aun así, el aumento de precios de productos básicos como combustible, agua, electricidad y pan han obligado a llevar a cabo una política de subsidios y ayudas. En 2010, su PIB aumentó un 8,3%.
6-. Guinea-Bissau (IDH: 0,289)
La economía de Guinea-Bissau era una de las más sólidas del continente, pero se vino abajo debido a la guerra civil que tuvo lugar entre 1998 y 1999. A raíz de este conflicto, su PIB cayó un 28% en un solo año. Su economía se sustenta en la agricultura, ganadería y el narcotráfico.
La producción está orientada al consumo nacional, aunque la exportación de cacahuetes, nueces de carfú y pescado tiene un gran peso económico. El 30% de su extensión es territorio forestal, lo que permite la explotación de la madera y el caucho. Recientemente se han comenzado a trabajar en los yacimientos inmaculados de bauxita y fósforo.
En 2003, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas rescataron al país, inyectando dinero por valor del 80% de su presupuesto. A día de hoy, se encuentra en fase de reestructuración y es uno de los países más pobres del mundo.
7-. Chad (IDH: 0,295)
Casi el 80% de la población de Chad se gana la vida gracias a la agricultura de subsistencia. La industria petrolífera se ha disparado por el descubrimiento de grandes yacimientos. Debido a esto, desde el año 2000 la inversión extranjera ha impulsado el país, especialmente por parte de China y Estados Unidos.
Su economía ha sido lastrada por los altos costes energéticos, una historia de inestabilidad política y la ausencia de salida al mar. Otro de sus grandes apoyos es la ayuda internacional sin la que el país no podría sobrevivir. Chad produce y exporta algodón, ganado y patatas. En su territorio también posee yacimientos de uranio actualmente desaprovechados.
8-. Liberia (IDH: 0,3)
Liberia es un país de ingresos muy bajos, cuya economía está sustentada en la ayuda internacional. Los siete años de guerra civil y la mala gestión del gobierno destrozó la infraestructura nacional, lo que hundió su economía. Los hombres de negocios del país emigraron, dejando al país sin capital ni expertos.
Con el fin de las hostilidades y la instauración de un gobierno democrático en 2006, muchos de ellos regresaron. Liberia es un país muy rico en recursos naturales y tiene un clima adecuado para la agricultura, por lo que tradicionalmente ha sido exportador de productos básicos. La industria local es pequeña y en su mayoría está financiada por capital extranjero. De hecho, Liberia es el país del mundo en el que la inversión directa extranjera tiene más peso en el PIB.
El gobierno dirigido por Johnson Sirleaf ha puesto en marcha medidas para eliminar la corrupción, apoyar la inversión extranjera e impulsar la local. En 2010, le fue perdonada gran parte de su deuda internacional, por valor de 5000 millones de dólares. La reconstrucción de la infraestructura nacional dependerá del mantenimiento de la inversión extranjera en sectores claves y de las ayudas, con el objetivo de estimular la producción.
9-. Burkina Faso (IDH: 0,305)
La aridez de su suelo y el alto crecimiento demográfico hacen de Burkina Faso uno de los países más pobres del mundo. A pesar de esto, tiene la tasa de desnutrición más baja de los estados de esta lista: sólo un 9%. La exportación de algodón y oro es su principal fuente de ingresos.
El 90% de la población se dedica a la agricultura, dificultada por los frecuentes periodos de sequía. Debido a esto, el país tiene una alta tasa de emigración: casi tres millones de burkineses viven en Costa de Marfil. En 1998 comenzó una privatización de las empresas públicas, lo que sumado a una revisión del código de inversión y el cambio de legislación de la minería ha atraído capital extranjero interesado en sus minas de oro.
10-. Mali (IDH: 0,309)
La economía de Mali está basada en la extracción de oro y la exportación de ganado y productos agrícolas, lo que supone el 80% de sus exportaciones. El 80% de la población se dedica a la agricultura, aunque las variaciones estacionales dejan sin empleo a gran parte de la población de manera temporal.
El 15% trabaja en el sector servicios. A pesar de carecer de acceso al mar, Mali ha construido toda una red de carreteras que le unen con sus países vecinos. Llama la atención el eficiente uso de la hidroelectricidad, que satisface más del 50% de las necesidades energéticas. Mali tiene el menor índice de alfabetización entre la población adulta de esta lista: sólo un 26,2%.
Desde 1992, el gobierno impulsó un programa de ajuste económico recomendado por el Fondo Monetario Internacional que trajo consigo buenos resultados. Esto le permitió unirse a la Organización Mundial del Comercio en 1995. La relajación de los códigos de explotación minera y la privatización han atraído la inversión extranjera. Todas estas medidas fueron muy positivas y desde entonces su economía ha crecido a una ritmo medio anual del 5%.
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25 ago 2011
Los 10 países mas pobres del mundo
Balzac y la elegancia
Alessia Cisternino La Información
Hay quien invierte fortunas en vestidos y accesorios de lujo en el intento de ser más elegante que los demás. Pero la elegancia no tiene nada que ver con el lujo. Lo dice el mismo Honoré de Balzac en su 'Tratado de la vida elegante', un clásico recientemente reeditado por la editorial Impedimenta.
¿Qué hay que hacer para ser elegante? ¿Irse de compra en las tiendas más caras de la ciudad? ¿Contratar a un personal shopper? ¿O más bien eliminar cualquier defecto en centros estéticos de lujo? Ninguna de estas cosas. Lo primero que hay que saber sobre la elegancia es que no se puede comprar. Elegante se nace, dice Balzac. Sin embargo, no hay que tirar la toalla: su famoso Tratado de la vida elegante, un clásico recientemente reeditado por Impedimenta, trata el tema de manera tan exhaustiva que, si no se ha nacido elegante, por lo menos se pueda aprender a serlo.
La indumentaria no consiste tanto en el vestido como en cierta manera de llevarlo. El vestido es solamente la última etapa del camino hacia la elegancia: no se puede parecer elegantes sin ser elegantes y ser elegantes es esencialmente preferir la sencillez al lujo, “poner lujo en sencillez y no sencillez en el lujo”.
El efecto más esencial de la elegancia es ocultar los medios. Los vestidos de alta costura o esos bolsos cuyas largas listas de espera les convierten en exclusivos objetos de deseo no son elegantes si, por ejemplo, se utilizan sólo para ostentar los medios del que uno dispone. Las marcas de lujo sólo son marcas de lujo, no garantías elegancia.
Todo cuanto revela ahorro resulta inelegante. Sin embargo, tampoco hay que caer en el exceso opuesto y estar pendientes de los gastos. El ahorro es el medio para llegar a la elegancia – sobre todo, sería oportuno añadir, si no se dispone de recursos infinitos – pero nunca se tiene que notar.
Quien no venga a menudo a París no será nunca por completo elegante. Tanto entonces como ahora, París es la capital de la moda y de la elegancia. Si aprender a ser elegante implica cierto esfuerzo, un paseo por la capital francesa no sólo es una justa recompensa sino la ocasión para meter a prueba los conocimientos recién aprendidos en materia de elegancia.
Ir más allá de la moda supone convertirse en una caricatura. Haber invertido en vestidos y accesorios costosos no justifica exponerlos todos y todos a la vez como si fueran decoraciones de un árbol de Navidad. Se trata, parafraseando a Lord Brummel – que fue fuente de inspiración para todos los aspirantes elegantes de la Inglaterra de la Regencia – no de llamar la atención, sino al contrario de pasar "notoriamente desapercibidos".
Todo lo que una indumentaria trata de ocultar, disimular, aumentar y agrandar más de lo que la naturaleza o la moda ordena o quiera, siempre quedará como algo vicioso. ¡Qué vivan las arrugas, los kilos de más y las curvas naturales! Para salir a la calle no hace falta borrar, solucionar u ocultar las imperfecciones. El hombre o la mujer perfectos, dice Balzac, son los seres más inútiles del mundo. Al fin y el cabo, la elegancia es cuestión de sentirse cómodo con lo que uno es.
Apple, sin Jobs
David G. Ortiz | La Información
El cofundador y dos veces consejero delegado de Apple ha ofrecido este miércoles su dimisión a la Junta Directiva de la empresa. El nombre de Steve Jobs está detrás de muchos de los productos que han revolucionado la tecnología tal y como hoy la conocemos: iPod, iPhone, iPad... Ahora que se aleja de los focos, la blogosfera especializada llora su marcha. Ya nada será como antes. Sin Jobs, la manzana de Apple está un poco más mordida.
Steve Jobs no deja Apple, porque Apple tiene el mismo sentido sin Jobs que Microsoft sin Bill Gates o Facebook sin Mark Zuckerberg. Cada uno a su modo, se han convertido en tres exponentes de un estilo de gestión que ha causado furor en el mundo de la tecnología. Su influencia proviene de algo más que el poder y el dinero. Ellos han dado a luz a toda una filosofía de vida, que hunde sus raíces en lo más profundo de Silicon Valley y actualiza el sueño americano a su versión 2.0.
Pero Jobs está un paso más allá. Jobs siempre viste de sport, con esos polos negros de manga larga que se han hecho célebres, y calza zapatillas de deporte. Incluso cuando el presidente de los Estados Unidos le invita a cenar con otros magnates del mundillo tecnológico, prescinde de formalidades y acude con su atuendo habitual, que a fin de cuentas se ha convertido ya en su uniforme de trabajo. A la derecha de Obama, el fundador de Facebook luciendo camisa. A la izquierda, un hombre a la altura de las circunstancias.
Probablemente no veremos muchas más fotos como esta. Jobs abandona las trincheras y vuelve a los cuarteles, al remanso de paz de Cupertino, donde podrá descansar de los pesares del cuerpo. La salud no le ha dado tregua en los últimos meses, aunque ha preferido no abandonar el campo de batalla hasta tener perfectamente trazado el plan de retirada y un reemplazo digno de ocupar su puesto. Después de todo, siempre se ha dicho de Jobs que es un aunténtico 'control freak', un fanático de tenerlo todo bajo control.
Entonces, ¿es preocupante su renuncia?
Mucho, y a la vez no tanto, ya que seguirá moviendo los hilos de la compañía desde un nuevo perfil. Jobs es para Apple lo que el oráculo era a la antigua Delfos: una fuente de sabiduría en la que depositar toda la confianza, alguien a quien consultar, el hombre con la clave del éxito. Da la impresión – o al menos eso ha logrado transmitir con su depurada forma de comunicar – de que Jobs siempre ha sabido lo que la gente andaba buscando.
Desde el primer momento. Y es que hablar de Jobs es hablar de dos etapas. Está el joven ingeniero que inventó el Mac y pasará a la historia como un pionero de la informática. Y luego está el Jobs que todos conocemos: el que dio en la tecla con el iPod, el iPhone y ahora el iPad. Entre medias, una etapa de desintoxicación fuera de la compañía que le llevó a fundar Pixar y Next, ambas adquiridas posteriormente por Apple.
Y no es sólo eso. Apple es Steve y Steve es Apple. No se trata de un simple juego de palabras. La empresa nació de la mano de dos Steves: Wozniak y Jobs. Ambos son símbolos de la compañía, pero sólo el que ahora renuncia ha alcanzado cotas de reconocimiento público y popularidad que le sitúan al nivel de la mismísima manzana como marca comercial. ¿Exageramos?
Se dice – no sin parte de razón – que gran parte de las ventas de Apple provienen de la estética, de una filosofía de vida asociada a un cierto nivel económico. Es cierto, mucha gente compra sus productos sólo por la manzana. Pero también, desde hace unos años, mucha gente los ha estado comprando porque lo decía Steve Jobs. Mejor dicho, por cómo lo decía Steve Jobs. A pesar de que, por sus problemas de salud, su imagen (y la de la empresa, sobre todo ante los mercados) comenzara a estar de capa caída.
Precisamente ahí es donde reside la lectura positiva de su dimisión: una vez más, Jobs ha sabido leer el futuro y ha supeditado su interés al de la compañía. Tarde o temprano, más temprano que tarde, acabaría perjudicando a la empresa. Lo sabía, y ha preferido retirarse antes de que ocurriera lo peor. ¿Otro éxito comercial? Como se suele decir, veremos lo que depara el futuro. O, mejor, ¿por qué esperar? Leamos qué dice el oráculo:
“Creo que los momentos más brillantes e innovadores de Apple están por llegar A partir de ahora pretendo seguir contribuyendo a su éxito desde un nuevo papel”.
Las habilidades de comunicación de Steve Jobs
Al margen de otros aspectos que puedan cuestionarse de Apple, algo en lo cual convergen incluso sus críticos más acérrimos, es en que Steve Jobs, el CEO de la compañía, reúne una serie de cualidades que logran que cada discurso o intervención suya genere un impacto positivo entre sus audiencias. Esas cualidades fueron destacadas recientemente en un artículo de la revista strategy + business, de la consultora Booz & Company, con autoría de Abz Sharma (University of Sydney, Australia) y David Grant (University of Sydney, Australia). Por considerarlo de interés, sobre todo para quienes quieren pulir sus habilidades comunicativas, publicamos aquí algunos de sus apartes.
“Cuando Steve Jobs, cofundador y CEO de Apple Inc., sube al escenario durante una de sus raras apariciones públicas, como lo hizo a principios de junio de 2011 para revelar el ICloud, el nuevo sistema de Apple de almacenamiento en línea, él está haciendo más que simplemente la introducción de un nuevo producto o dar un discurso de apertura. A través de sus apariciones cuidadosamente orquestadas, Jobs utiliza técnicas narrativas y dramáticas que ayudan a reforzar su identidad como un líder carismático, y para enmarcar la historia de Apple en sus términos. Jobs es un icono, y Apple es una de las marcas más sagradas en el mundo; sin embargo, las técnicas que utiliza ofrecen lecciones para otros altos ejecutivos que necesitan manejar el mensaje sobre sí mismos y sus empresas”.
El artículo recuerda que Jobs saltó a la fama junto con el Apple II y Macintosh en los años 1970 y 1980, y que desde entonces ha sido perseguido por historias que hablan de su "narcisismo, el temperamento, las rabietas épica, y el mal comportamiento", surgidas de artículos de prensa y una que otra biografía no autorizada. Jobs dejó Apple en 1985 por primera vez, y en ese momento decidió mantener unas relaciones discretas con los medios: su carta de renuncia se había filtrado a los medios y no lo había dejado bien posicionado.
Sin embargo, “desde su regreso a Apple en 1997, Jobs y sus más cercanos colaboradores han trabajado incansablemente para eliminar las fugas relacionados con secretos comerciales o rumores acerca de los productos sin previo aviso”.
Desde entonces el mensaje Apple se mueve prioritariamente en ferias, conferencias y eventos especiales (a los que obviamente asisten los medios) en los que interactúa con clientes, accionistas y periodistas. Además de mostrar nuevos productos y servicios, Jobs se encarga de reforzar el vínculo emocional “con los entusiastas de Apple”.
“A través de un análisis textual y visual de los discursos de Jobs, los autores destacan las formas en que el liderazgo puede ser generado a través de la narración y el relato de historias. Aquí la Dirección de escena es de vital importancia - el líder carismático puede contrarrestar filtraciones o rumores”.
Los autores ilustran su tesis a través de tres actuaciones de Jobs en momentos clave en la historia de Apple y su carrera.
“La primera presentación fue en 1997 en la Macworld Expo. Jobs acababa de regresar a Apple y arrancó de nuevo con el control de la empresa, que se encontraba en una situación financiera desesperada. En la conferencia dejó caer una bomba, al anunciar una inversión de 150 millones de dólares en Apple por parte de su archirrival Microsoft. Desde un escenario minimalista, vestido informalmente con pantalones y un chaleco negro sobre una camisa de jersey blanco y con las mangas arremangadas, Jobs convirtió la reunión en un cabildo abierto.
Sin embargo, luego hizo su aparición otro genio de la informática: Bill Gates. La reacción fue distinta: fue recibido “con fuertes abucheos”, y “Jobs tuvo que apartarse de su guión” para dar un sermón improvisado. Usó el “nosotros” para “hacer un llamamiento a sus seguidores” y plantear que la rivalidad entre Apple-Microsoft era parte del pasado. Animó a los seguidores de Apple a renunciar a sus sentimientos en contra de Microsoft y asumir la responsabilidad por el futuro de Apple. Como los autores escriben: "Moralizados e iluminados por el sermón improvisado de Jobs, sus seguidores aplaudieron con entusiasmo, en la aprobación de su visión narrativa".
“El segundo discurso tuvo lugar en la Conferencia Mundial de Desarrolladores en 2002, donde Jobs realizó un simulacro de funeral para el desactualizado sistema operativo Mac OS 9. El escenario estaba iluminado, dando un sentimiento celestial al escenario, y un interior de iglesia con vidrieras de colores se proyectaba sobre un fondo enorme. Salía neblina de las máquinas de humo, mientras que un ataúd negro se elevaba desde una trampilla. Sonaba mientras tanto la Toccata y Fuga de Bach al órgano, y mientras se desvanecía la músic, Jobs, vestido a propósito de cuello alto y jeans - hizo un elogio en tono humorístico para el sistema operativo.
"Por favor, únanse a mí en un momento de silencio al recordar a nuestro viejo amigo, Mac OS 9", concluyó Jobs, y la audiencia quedó en silencio obedientemente. En este momento, escriben los autores, "el humor y el simbolismo de los resultados de Jobs habían exorcizado años de frustración, de desarrollo y la ira". El ingenio y la inteligencia de Jobs se reflejan entonces en la identidad de Apple y de sus clientes, que se consideran de buen humor, orientados a objetivos , y dispuestos a aprender.
“La tercera aparición fue en la Macworld Expo 2007, donde circularon rumores entre los analistas y los bloggers acerca de un nuevo dispositivo llamado iPhone. Los rumores atrajeron la atención sin precedentes a Apple, y subió la apuesta por el discurso de Jobs. Una vez más, el público se enfrentó a un escenario minimalista, con una pantalla gigante en la parte trasera, cambiando su atención de ida y vuelta entre Jobs y la gran pantalla, gracias a los efectos de iluminación”.
Usando nuevamente un vestuario informal, “Jobs comenzó aludiendo al sentido de la ocasión y la invocación de la identidad colectiva: Vamos a hacer historia juntos hoy en día. Pero no de inmediato: en primer lugar, bromeó a la audiencia con los datos de ventas para el iPod y el servicio de música de iTunes. Entonces, después de una pausa, Jobs dijo: "Hoy, Apple va a reinventar el teléfono, y aquí está." La gran pantalla mostró una foto de un iPod con un disco giratorio, enviando oleadas de risas entre la audiencia. "No, en realidad aquí está", dijo Jobs mientras sacaba un teléfono de su bolsillo a gritos de asombro de la audiencia, "pero vamos a dejarlo ahí por ahora."
… “Durante la siguiente hora, Jobs demostró todas las características del iPhone”. De esta manera, Jobs lograba que la narrativa de la empresa fuera revisada, argumentando que con el Mac, iPod, Apple TV, y ahora el iPhone, la empresa había superado su habitual denominación social, de Apple Computer. “Para reflejar la mezcla de productos nuevos, Jobs anunció que la compañía ahora se conocería como Apple Inc., cosechando una ovación de pie de los empleados en la primera fila que se extendió a una audiencia más amplia. Jobs había conseguido llevar al público hacia el futuro con él”.
Conclusión:
“Un estudio de las presentaciones de Steve Jobs de Apple en conferencias y ferias comerciales demuestra cómo los líderes carismáticos usan la narrativa y las historias bien contadas para definirse a ellos mismos y sus empresas. No todos tienen la presencia en el escenario o el argumento de Steve Jobs. Sin embargo, otros directores ejecutivos pueden aplicar sus técnicas y sus fundamentos emocionales – el humor, la espontaneidad, una mezcla de auto-desprecio y el orgullo, y, quizás lo más importante, un sentido de comunidad…”. Comunikandonos