Jaime Santirso | La Información
El hambre golpea el estómago de África y la conciencia de Occidente. Una sequía ha puesto en peligro a 8 millones de personas en Etiopía, Yibuti, Kenia y Somalia. A pesar de ello, ninguno de estos países es uno de los diez más pobres del mundo según la ONU. Hay mucha necesidad fuera de los focos.
El hambre vuelve a ser noticia. La peor sequía de los últimos 60 años nos lleva a mirar de nuevo hacia el Cuerno de África. Según el informe emitido por Naciones Unidas, ocho millones de personas de Etiopía, Yibuti, Kenia y Somalia necesitan asistencia médica urgente.
La escasez de alimentos está afectando de manera especial a este último país, donde uno de cada cuatro niños sufre de malnutrición severa. Desde allí ha comenzado un éxodo masivo: alrededor de 1.300 somalíes cruzan la frontera con Kenia a diario, pero el país vecino ya ha sobrepasado su límite. El campamento de refugiados de Dadaab triplica su capacidad y se ha convertido en la cuarta ciudad keniata más poblada.
A la sequía se unen los conflictos armados y una inflación galopante. En Somalia, los precios han subido entre un 150 y 180%.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realiza cada año una clasificación de países en función de su riqueza. Para ello, se sirven del Índice de Desarrollo Humano (IDH), un indicador compuesto de muchas variables sociales y económicas agrupadas en tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno. 27 de los últimos 30 países son africanos, pero ninguno de los países afectados por esta sequía se encuentra entre los diez últimos. Hay mucha pobreza más allá de la que llega a nuestras portadas.
Valorando la situación económica de los países africanos se pueden señalar algunos puntos comunes a la mayoría de ellos. A pesar de ser el continente más pobre, sus ciudades se levantan sobre las mayores reservas minerales del mundo.
Esta paradoja se extiende a la población, que desarrolla una actividad económica de subsistencia. La agricultura es el motor de la comunidad, que encuentra en el primer sector el pilar que la sostiene. En los países más atrasados el sector servicios es casi inexistente.
El contexto político está marcado por la inestabilidad; guerras civiles y levantamientos están muy recientes. Las políticas financieras no han sido acertadas, lastrando el crecimiento y disparando la inflación. Las tasas de desempleo, pobreza y analfabetismo son muy altas y la corrupción está presente en todos los niveles de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
La mayoría de los países sufren de un fuerte desequilibrio presupuestario arrastrado desde hace mucho tiempo, lo que se traduce en una enorme deuda externa. Todo esto produce una devaluación monetaria constante, que frena la inversión y el rendimiento. Este panorama adopta la forma de círculo vicioso retroalimentándose. Para que esto cambie, es necesario modificar la estructura desde sus cimientos.
Así está estructurada la economía de los diez países más pobres del mundo.
1-. Zimbabwe (IDH: 0,14)
La economía de Zimbabwe era una de las más sólidas de África pero se sumió en una profunda crisis a raíz de la toma de poder de Robert Mugabe. La tasa de inflación llegó al 100%; la mayor del mundo, 60 puntos porcentuales por encima de la segunda en la lista, Birmania. A pesar de ser el país más pobre del mundo según la ONU, llama la atención la tasa de alfabetización de la población adulta: 92,6%; a la altura de algunos países del primer mundo.
A día de hoy, a pesar de la inestabilidad política, su economía muestra signos de recuperación por primera vez en los últimos diez años. En 2010 registró un crecimiento del 5,9%. Entre otros factores, es debido a la eliminación del control de precios y al control de la inflación. Aun así, todavía debe hacer frente a una enorme deuda externa. El país tiene reservas de carbón, oro, platino, hierro, cobre, níquel y otros minerales.
2-. República Democrática del Congo (IDH: 0,239)
La República Democrática del Congo es un país con un potencial energético enorme. Su economía se encuentra en fase de recuperación después de décadas de decadencia, debida al alto nivel de corrupción y a las desastrosas consecuencias de la Primera Guerra del Congo. Este conflicto disparó su deuda externa, dilapidó la producción nacional y acabó con la vida de más de 5 millones de personas.
A consecuencia de esto, la inversión extranjera se evaporó por la inestabilidad política y la falta de infraestructuras. La situación mejoró con la retirada de parte de las tropas y la reapertura de relaciones con instituciones financieras internacionales. Aunque a ritmo lento, las reformas económicas han ido llegando.
La agricultura es una de las principales actividades de la población y representa más del 55% del PIB. Café, azúcar, té, caucho y algodón son algunas de las principales cosechas. Por su riqueza mineral, la industria también tiene una gran importancia.
Aunque su economía creció un 6% en 2010, la República Democrática del Congo todavía debe hacer frente a la corrupción y a la falta de transparencia de su gobierno.
3-. Níger (IDH: 0,261)
El sistema económico de Níger está basado en la subsistencia y la principal actividad es la ganadería y el pastoreo. Las continuas sequías han provocado una fuerte desertificación, lo que sumado al firme crecimiento demográfico no permite su despegue económico.
Este país centroafricano tiene uno de los mayores depósitos de uranio del mundo, cuya venta supone el 80% de sus exportaciones. También hay yacimientos menores de estaño, cinc, sal, hierro y fosfato de sodio.
Níger comparte moneda y banco central con los miembros de la Comunidad Económica de los Países de África Occidental (ECOWAS). Alivió parte de su deuda externa con la adhesión al programa de Países Altamente Endeudados (HIPC), lo que le permitió establecer servicios sanitarios mínimos e invertir en educación primaria, prevención del sida e infraestructura rural.
Las constantes ayudas del Fondo Monetario Internacional han contribuido a la mejora de la situación. En 2010 la economía comenzó a mostrar signos de recuperación después de la fuerte sequía de 2009, que afectó a las cosechas y diezmó el ganado.
4-. Burundi (IDH: 0,282)
Burundi es un país poco industrializado y pobre en recursos económicos. La economía se basa en la agricultura, que emplea a más del 90% de la población. Café y té verde son las principales cosechas, lo que supone el 90% de sus exportaciones, aunque apenas tienen peso en el PIB.
La situación social de Burundi es desastrosa. En 1993 comenzó una guerra civil por razones étnicas que duró toda una década y se saldó con más de 200.000 muertos y 500.000 refugiados. Sólo la mitad de la población infantil está escolarizada y el 15% de la población adulta padece sida. Comida y asistencia médica son lujos al alcance de muy pocos y sólo el 15% de los hogares tienen electricidad.
La estabilidad política ha aliviado la situación económica, pero, con todo, se enfrenta a grandes problemas: los salarios han disminuido mientras la inflación aumenta, el sistema legal y la capacidad administrativa es muy débil y existe un alto índice de pobreza y corrupción.
La inversión extranjera es casi inexistente por los constantes cambios en el marco legal. El país depende en gran medida de la solidaridad, aunque su adhesión a la Comunidad de África Oriental (EAC) ha tenido un impacto positivo en su economía.
5-. Mozambique (IDH: 0,284)
En el momento de su independencia en 1975, Mozambique era uno de los países más pobres del mundo. La mala gestión del sistema comunista y quince años de guerra civil habían destrozado la economía nacional. La reestructuración del país, que comenzó con las reformas macroeconómicas de 1987, permitió que la situación comenzara a mejorar.
La ayuda internacional y las elecciones libres de 1994 reactivaron el crecimiento. A pesar de todas las mejoras, la mitad del presupuesto anual depende de la asistencia internacional. Más del 50% de la población se encuentra bajo la línea de la pobreza y la agricultura de subsistencia emplea a la gran mayoría.
Mozambique tiene el mayor índice de malnutrición de los países de esta lista, un 75%. La riqueza en aluminio es la principal atractivo para la inyección monetaria extranjera.
En los últimos diez años su economía ha crecido a un ritmo de 9% de media anual, uno de los mayores índices de África. Aun así, el aumento de precios de productos básicos como combustible, agua, electricidad y pan han obligado a llevar a cabo una política de subsidios y ayudas. En 2010, su PIB aumentó un 8,3%.
6-. Guinea-Bissau (IDH: 0,289)
La economía de Guinea-Bissau era una de las más sólidas del continente, pero se vino abajo debido a la guerra civil que tuvo lugar entre 1998 y 1999. A raíz de este conflicto, su PIB cayó un 28% en un solo año. Su economía se sustenta en la agricultura, ganadería y el narcotráfico.
La producción está orientada al consumo nacional, aunque la exportación de cacahuetes, nueces de carfú y pescado tiene un gran peso económico. El 30% de su extensión es territorio forestal, lo que permite la explotación de la madera y el caucho. Recientemente se han comenzado a trabajar en los yacimientos inmaculados de bauxita y fósforo.
En 2003, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas rescataron al país, inyectando dinero por valor del 80% de su presupuesto. A día de hoy, se encuentra en fase de reestructuración y es uno de los países más pobres del mundo.
7-. Chad (IDH: 0,295)
Casi el 80% de la población de Chad se gana la vida gracias a la agricultura de subsistencia. La industria petrolífera se ha disparado por el descubrimiento de grandes yacimientos. Debido a esto, desde el año 2000 la inversión extranjera ha impulsado el país, especialmente por parte de China y Estados Unidos.
Su economía ha sido lastrada por los altos costes energéticos, una historia de inestabilidad política y la ausencia de salida al mar. Otro de sus grandes apoyos es la ayuda internacional sin la que el país no podría sobrevivir. Chad produce y exporta algodón, ganado y patatas. En su territorio también posee yacimientos de uranio actualmente desaprovechados.
8-. Liberia (IDH: 0,3)
Liberia es un país de ingresos muy bajos, cuya economía está sustentada en la ayuda internacional. Los siete años de guerra civil y la mala gestión del gobierno destrozó la infraestructura nacional, lo que hundió su economía. Los hombres de negocios del país emigraron, dejando al país sin capital ni expertos.
Con el fin de las hostilidades y la instauración de un gobierno democrático en 2006, muchos de ellos regresaron. Liberia es un país muy rico en recursos naturales y tiene un clima adecuado para la agricultura, por lo que tradicionalmente ha sido exportador de productos básicos. La industria local es pequeña y en su mayoría está financiada por capital extranjero. De hecho, Liberia es el país del mundo en el que la inversión directa extranjera tiene más peso en el PIB.
El gobierno dirigido por Johnson Sirleaf ha puesto en marcha medidas para eliminar la corrupción, apoyar la inversión extranjera e impulsar la local. En 2010, le fue perdonada gran parte de su deuda internacional, por valor de 5000 millones de dólares. La reconstrucción de la infraestructura nacional dependerá del mantenimiento de la inversión extranjera en sectores claves y de las ayudas, con el objetivo de estimular la producción.
9-. Burkina Faso (IDH: 0,305)
La aridez de su suelo y el alto crecimiento demográfico hacen de Burkina Faso uno de los países más pobres del mundo. A pesar de esto, tiene la tasa de desnutrición más baja de los estados de esta lista: sólo un 9%. La exportación de algodón y oro es su principal fuente de ingresos.
El 90% de la población se dedica a la agricultura, dificultada por los frecuentes periodos de sequía. Debido a esto, el país tiene una alta tasa de emigración: casi tres millones de burkineses viven en Costa de Marfil. En 1998 comenzó una privatización de las empresas públicas, lo que sumado a una revisión del código de inversión y el cambio de legislación de la minería ha atraído capital extranjero interesado en sus minas de oro.
10-. Mali (IDH: 0,309)
La economía de Mali está basada en la extracción de oro y la exportación de ganado y productos agrícolas, lo que supone el 80% de sus exportaciones. El 80% de la población se dedica a la agricultura, aunque las variaciones estacionales dejan sin empleo a gran parte de la población de manera temporal.
El 15% trabaja en el sector servicios. A pesar de carecer de acceso al mar, Mali ha construido toda una red de carreteras que le unen con sus países vecinos. Llama la atención el eficiente uso de la hidroelectricidad, que satisface más del 50% de las necesidades energéticas. Mali tiene el menor índice de alfabetización entre la población adulta de esta lista: sólo un 26,2%.
Desde 1992, el gobierno impulsó un programa de ajuste económico recomendado por el Fondo Monetario Internacional que trajo consigo buenos resultados. Esto le permitió unirse a la Organización Mundial del Comercio en 1995. La relajación de los códigos de explotación minera y la privatización han atraído la inversión extranjera. Todas estas medidas fueron muy positivas y desde entonces su economía ha crecido a una ritmo medio anual del 5%.
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25 ago 2011
Los 10 países mas pobres del mundo
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