Gustav Klimt (Baumgarten, 14 de julio de 1862-Alsergrund, 6 de febrero de 1918) fue un pintor simbolista austríaco, y uno de los más conspicuos representantes del movimiento modernista de la secesión vienesa. Klimt pintó lienzos y murales con un estilo personal muy ornamentado, que también manifestó a través de objetos de artesanía, como los que se encuentran reunidos en la Galería de la Secesión vienesa. Intelectualmente afín a cierto ideario romántico, Klimt encontró en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes de inspiración. Sus obras están dotadas de una intensa energía sensual, reflejada con especial claridad en sus numerosos apuntes y esbozos a lápiz, en cierto modo herederos de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres. Klimt se convirtió en un personaje muy notable en la alta sociedad vienesa, y estuvo relacionado de un modo u otro con los más notables círculos intelectuales del momento, en una época en la que Viena estaba dejando de ser la capital mundial del arte.
Su vida y obra
Juventud y formación
Klimt nació en una pequeña ciudad, Baumgarten, cerca de Viena, el segundo de siete hijos (tres chicos y cuatro mujeres). Ya desde la infancia, los tres hijos varones mostraron inclinaciones artísticas, que podían haber heredado tanto de su padre, Ernst Klimt (1864-1892) que era grabador de oro como de su madre, Anna Klimt (Finster, de soltera), cuya ambición frustrada era dedicarse al canto. Klimt vivió en una relativa pobreza la mayor parte de su infancia, en tanto que como familia de inmigrantes, el trabajo escaseaba tanto como las oportunidades de promoción social. Fue por tanto sólo gracias a su talento que en 1876, con catorce años, recibió una beca para estudiar en la Kunstgewerbeschule, la Escuela de Artes y Oficios de Viena, donde se formaría hasta 1883 como pintor y decorador de interiores. Sus maestros fueron Michael Rieser, Ludwing Minnigerode y Karl Hrachowina. Klimt admiraba y reverenciaba al entonces pintor de moda, Hans Makart, y se sometió gustoso a los dictados de una educación artística clasicista. Es por ello que su obra temprana puede considerarse académica. En 1877 su hermano Ernst —que con el tiempo se convertiría en grabador, como su padre— también fue admitido en la
escuela. Los dos hermanos, con la compañía de su amigo común Franz Matsch, comenzaron a trabajar juntos: Hacia 1880 ya gestionaban modestos encargos como un colectivo que se hacía llamar la "Compañía de artistas", colaborando como asistentes de su profesor en la decoración del Kunsthistorisches Museum de Viena. Klimt comenzó su carrera individual como pintor de interiores en grandes edificios públicos de la Ringstraße, desarrollando ya algunos temas alegóricos que posteriormente se convertirían en un rasgo distintivo de su obra.
En 1888, Klimt recibió la Orden de Oro al Mérito de manos del Emperador Francisco José I de Austria por su trabajo en los murales del Burgtheater de Viena. Fue nombrado miembro honorario de las universidades de Múnich y Viena, y para cuando en 1892 su padre y su hermano Ernst murieron, Klimt estaba en condiciones de soportar la carga económica de sus parientes. La tragedia familiar pesó también en su expresión artística, y marcó el inicio de la definición de su estilo personal. A principios de la década de 1890, Klimt conoció también a Emilie Flöge, quien aparentemente soportó las constantes aventuras amorosas del artista y se convertiría en su compañera hasta el final de su vida. El componente sexual de esta relación ha sido objeto de cierta discusión, aunque está documentado que Klimt tuvo al menos catorce niños durante esta relación.
La Secesión vienesa
Klimt se convirtió en uno de los miembros fundadores —y presidente— de la Wiener Sezession, un grupo de artistas fundado en 1897, y del colectivo temporal Ver Sacrum (la 'Sagrada Primavera'). La Sezession había surgido como una alternativa independiente a los artistas promocionados por la Academia vienesa —de la que el mismo Klimt había formado parte en su juventud—. Entre sus objetivos se contaban la promoción de artistas jóvenes, la exhibición de obras producidas en el extranjero y la publicación de una revista sobre las principales obras realizadas por los miembros. A diferencia de la mayoría de los grupos de vanguardia, el grupo nunca redactó un manifiesto, y tampoco se definió por una determinada dirección estilística: entre sus miembros se contaban naturalistas, realistas y simbolistas. El grupo encontró cierto apoyo gubernamental —aunque sus obras eran generalmente detestadas— y pudo construir una sala de exposiciones permanente sobre un solar cedido por las autoridades. Los artistas de la Sezession tomaron a Palas Atenea, la diosa griega de la sabiduría y la justicia como su símbolo. Klimt, que realizó una aproximación bastante radical a la imagen de la diosa en 1898, estuvo adscrito a este colectivo hasta 1908.
En 1894, Klimt había recibido el encargo de crear tres pinturas para decorar el techo del Aula Magna de la Universidad de Viena. Inacabadas hasta el fin de siglo, estas tres obras —Filosofía, Medicina y Jurisprudencia— fueron muy criticadas por lo radical de su enfoque y su propia representación, que algunos consideraron "pornográfica". Klimt adaptaba la forma clásica de la alegoría y su simbolismo convencional, dándole forma con su propio lenguaje plástico, abiertamente sexual y de matices provocativos.8 El clamor fue general: protestaron políticos, pero también personalidades relacionadas con el mundo del arte y la moral pública. La universidad decidió finalmente no colocar las obras de Klimt, y éste no volvería a admitir encargos a partir de entonces. Por desgracia las tres obras fueron destruidas por las SS durante su retirada, en mayo de 1945. En 1899, Klimt se confirmó en su estilo: Provocadora y llena de turbadora energía, su Nuda Veritas —la "Verdad desnuda"— suponía un paso adelante en su estética personal, pero también constituía una declaración de principios, casi un desafío, dirigido principalmente a los críticos de su obra más conservadores: El crudo desnudo frontal de una mujer, sosteniendo un alegórico "espejo de la verdad", iba coronado con una conocida sentencia de Schiller:
Si no puedes agradar a todos con tus méritos y tu arte, agrada a pocos. Agradar a muchos es malo.
Schiller
En 1902, Klimt concluyó su trabajo en el Friso de Beethoven a tiempo para la XIV exposición de los secesionistas vieneses, que se había organizado a modo de homenaje al compositor, y en la que se presentaba una monumental escultura policromada de Max Klinger. Destinado a ser expuesto temporalmente, el friso fue pintado directamente sobre la pared con una técnica ligera. Tras la exposición, sin embargo, el friso fue conservado, si bien no volvió a ser expuesto en público hasta 1986. Al año siguiente Klimt viajó por Italia, visitando Florencia, Venecia y Rávena, y descubriendo los mosaicos bizantinos de las iglesias de San Vital y San Apolinar. Comenzaba entonces lo que algunos críticos han interpretado como la etapa de madurez artística del pintor: liberado de encargos públicos, Klimt había comenzado en 1890 a viajar con la familia Flöge al lago Attersee, donde realizó numerosos
paisajes. Estas obras se convirtieron en una excepción en el corpus de Klimt, dedicado desde siempre a la figura con enérgica devoción:
No existe ningún autorretrato mío. No me interesa mi propia personalidad como objeto de un cuadro, sino más bien me interesan otras personas, en especial mujeres, otras apariencias…estoy convencido de que como persona no soy especialmente interesante.
Klimt fue un pintor enérgico y arrebatado, y sus propios parientes comentaban sorprendidos sobre su dedicación:
Cada noche venía a casa, tomaba la cena en silencio y se iba a la cama… Cuando había descansado, retomaba con tal ímpetu el trabajo que a menudo pensábamos que las llamas de su genialidad lo consumirían vivo…
Estilísticamente, los paisajes realizados en aquella temporada se caracterizaban por el mismo refinado diseño ornamental y por un enfático uso de motivos compositivos. El espacio pictórico aparece «aplanado» de un modo tan rotundo que algunos críticos han señalado la posibilidad de que Klimt los pintase sirviéndose de algún tipo de catalejo.
La "etapa dorada" y el éxito de crítica
La "etapa dorada" de Klimt vino determinada por un progresivo acercamiento de la crítica y un gran éxito comercial. Muchas de sus pinturas de este período incorporan pan de oro a la pintura, aunque éste era un medio que Klimt ya había utilizado esporádicamente desde 1898 (Pallas Athene) y su primera versión de Judith, de 1901. Tras regresar de su viaje italiano, Klimt participó en la decoración del suntuoso palacio Stoclet, hogar de un opulento magnate belga. Este edificio se convertiría en la síntesis del art nouveau centroeuropeo. La aportación de Klimt —representada por El Cumplimiento y La Expectación— significaron el clímax de su energía creativa, y tal como él mismo afirmó, "posiblemente el último paso de mi desarrollo de la ornamentación". Las obras más notables realizadas en esta etapa fueron sin embargo el Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1907) y El beso (1907-1908). Paralelamente, Klimt realizó retratos de diversas damas de la alta sociedad vienesa, normalmente envueltas en pieles. Es posible que muchos de los modelos que Flöge luce en algunas fotografías tomadas por el autor fuesen diseñados por el mismo artista. Tal como se aprecia en muchas fotografías, Klimt solía vestir túnica y sandalias cuando estaba en su casa. Llevaba una vida bastante sencilla, completamente absorbido por su trabajo y su familia, y exceptuando algunos encuentros con otros artistas de la Sezession, Klimt solía evitar los encuentros de sociedad y los círculos intelectuales "de café". Pese a su imagen de libertino, Klimt también llevaba su activa vida sexual discretamente, y aunque se rodeaba de modelos femeninas de muy diversa categoría social, nunca se vio personalmente envuelto en ningún escándalo público. Atraídos por su gran fama, algunos clientes que acudían a su casa solían descubrir que Klimt podía permitirse ser muy selectivo antes de aceptar un encargo.
Una vez admitido un encargo, el artista iniciaba su particular método de trabajo, tras largas meditaciones y aún más prolongadas sesiones de posado de modelos. La naturaleza abiertamente erótica de sus obras solía verse "suavizada" por un enfoque alegórico, o simbólico, que la hacía de algún modo más admisible para la pacata opinión pública de la burguesía vienesa. Klimt nunca destacó por su carácter teórico. No escribió apenas nada sobre su visión artística o sus métodos. Del mismo modo, nunca llevó un diario, y su correspondencia se limita a algunas postales enviadas a Flöge.
Vejez y fama póstuma
En 1911, gracias a La vida y la muerte, Klimt es galardonado con el primer premio de la Exposición Universal de Roma. En 1915, murió su madre, Anna. Tres años más tarde, tras haber pasado un infarto, neumonía y la llamada gripe española, Klimt falleció. El artista, en su lecho de muerte, preguntó por Emilie Flöge, doce años menor que él y con la que nunca quiso contraer matrimonio. En su taller dejó inacabadas gran cantidad de obras. Un número considerable de sus obras fue confiscado por la dictadura nazi. Al avance de las tropas enemigas, y al ver que sus obras se convertirían en botín de guerra, decidieron quemar el castillo donde éstas permanecían confiscadas.
Las obras de Klimt han batido algunos récords en las subastas de arte. En noviembre de 2003, un paisaje de Attersee fue vendido por 29 millones de dólares, una cifra que pronto quedó eclipsada por los precios finales de otras de sus obras. En 2006, el primer retrato de Adele Bloch-Bauer fue vendido en la Neue Galerie de Nueva York por 135 millones de dólares, superando así el récord establecido por el Chico con pipa (1905) de Picasso (vendido el 5 de mayo de 2004 por 104 millones de dólares). El 7 de agosto de 2006, la casa de pujas Christie's anunció la subasta de un nuevo lote de obras de Klimt, obras que habían sido recuperadas por Maria Altman y sus herederos tras un largo pleito que les enfrentó al gobierno austríaco. Finalmente, el Retrato de Adele Bloch-Bauer II fue subastado en noviembre de 2006 —convirtiéndose en la tercera obra de arte más cara de la historia—, el Manzano, I (aprox. 1912) fue vendido por 33 millones, el Bosque de abedules (1903) por más de 40 millones de dólares, y las Casas en Unterach, en el lago Atter (1916) por otros 31 millones. En total, las cinco piezas representan un valor total de 327 millones de dólares.
Estilo y temas recurrentes
La obra de Klimt se ha identificado con la suntuosa decoración basada en dorados y elementos ornamentales de vivos colores, aunque también con formas fálicas encubiertas que indican el carácter de los dibujos en que se inspiraban. En la primera versión de Judith, por ejemplo, aunque también en El beso y, sobre todo, en la Dánae de 1907 aparecen elementos abstractos de un carácter sexual inconfundible. Siendo la mujer uno de los temas más recurrentes de Klimt, resulta lógico que el artista representase muchas de las facetas del carácter femenino, aunque sentía especial predilección por un tipo de mujer agresiva y dominante que podría identificarse con el modelo icónico de la femme
fatale.
Los historiadores del arte coinciden en señalar el carácter ecléctico de su estilo pictórico; y se han apuntado, entre otras, referencias al arte del antiguo Egipto, a la cultura Micénica, a la Grecia clásica y al arte bizantino. Hombre de formación clásica, Klimt no sentía sin embargo reparo en manifestar su entusiasmo por el arte de artistas medievales —como Durero— o exóticos —como los artistas de la escuela Rinpa japonesa—. Sus obras de madurez se caracterizan por un rechazo de sus inicios naturalistas, siendo así que se ha señalado el progresivo desarrollo de motivos simbólicos o abstractos que enfatizaban la libertad de espíritu que impregnó todas las vanguardias artísticas de principios del siglo XX.
Del mismo modo, resulta significativo el valor de la línea en su obra. Sus dramáticas composiciones —utilizando a veces extraños puntos de vista, planos verticales y cortes atípicos— subrayan el carácter innovador de su plástica, y anticipan el valor expresivo de la línea que caracterizará el expresionismo posterior.
Legado
La obra de Klimt tuvo una enorme influencia sobre todo el grupo de la Secesión Vienesa. En su papel de líder del grupo, Klimt no solo fue una poderosa influencia para artistas como Egon Schiele, sino que trató de apoyar la obra de estos jóvenes talentos con la institución del Kunsthalle, en 1917, con el que pretendía evitar el éxodo de artistas al extranjero. Su relación con la aristocracia y la intelectualidad vienesas le permitió un contacto estrecho con las personalidades más importantes del continente, como Oskar Kokoschka y Alma Mahler, entre otros.
Su estética inconfundible, y cierto aroma decadentista con que se suele identificar su obra, lo han convertido en un referente ineludible de la moda y la estética contemporáneas. Las astronómicas cifras alcanzadas en subastas de sus obras prueban, en cierto modo, que el éxito comercial de Klimt no ha decaído, un siglo después de su muerte. También se han realizado películas sobre su vida, incluyendo una protagonizada por John Malkovich, fue estrenada el 28 de enero de 2006 durante el Festival Internacional de Cine de Rotterdam (Holanda). Wikipedia
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