¿Qué tendrá este refresco que gusta a todo el mundo?
Bueno, a todo el mundo, no, pero a una parte muy importante de los mortales de los cinco continentes, sí; desde los pequeños, cuando la prueban por primera vez, hasta los mayores, incluidos los abuelos. Es la Coca-Cola. Bebida carbónica de color oscuro que, principalmente, en EE UU la toman con toda clase de comidas, sean desayunos, meriendas, cenas, con pescado, carne, ensaladas y con “perritos” calientes y hamburguesas, que es como más les gusta.
Pero, ¿cuál es la historia de este mágico líquido que se ha llegado a convertir en una de las multinacionales más rentables del mundo? John Pemberton, en la farmacia Jacobs de la ciudad de Atlanta (Georgia), la creó en 1886, mezclando hojas de coca y semillas de cola. En un principio no se fabricó como bebida, sino como remedio, comercializándose como medicina destinada aliviar el dolor de cabeza. Más tarde, Pemberton la vendió en su farmacia como remedio que calmaba la sed, a cinco centavos el vaso.
El nombre de Coca-Cola se la puso Frank Robinson con su diseño y caligrafía actual de marca. Pocos meses después de haberse creado y hacerse famosa la carbónica, aceptó una oferta por ésta de 23.300 dólares, abriéndose a continuación diversas envasadoras en EE UU. Más tarde, un grupo de abogados, la adquirió, extendiéndose por todo el mundo. Se convirtió en The Coca-Cola Company.
¿Pero de qué está compuesta la Coca-Cola? Mayoritariamente, en Europa y México, de aceites de vainilla, limón y naranja, y de azúcar. En Argentina y EE UU está endulzada con jarabe de maíz. Fuentes de la propia empresa han asegurado, contra todo pronóstico, que Coca-Cola no contiene cocaína o sustancia perjudicial, rechazando de plano la creencia que la cocaína es uno de los ingredientes insustituibles del refresco. Esta asociación de ideas viene porque el nombre de la marca deriva de la cocaína, aunque uno de los componentes que sí están presentes en la refrescante bebida es la cafeína, considerada un estimulante suave. No obstante, la OMS (Organización Mundial de la Salud) asegura que es un error comparar la cafeína con sustancias aditivas. Una botella de Coca-Cola de 23,5 centilitros, por poner un simple ejemplo, contiene 23 mg de cafeína, frente a la misma cantidad de café básico (no descafeinado) que contiene entre los 61 y 164 mg de cafeína.
En la actualidad, la fórmula secreta de Coca-Cola es fabricada como jarabe, suministrándose a sus varias franquicias que tiene repartidas por el mundo, las cuales la regeneran, embotellan y distribuyen.
Fuente: Bestwestern
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