(El Cairo, Egipto). “Cuando estaba en mi casa y alguien me llamaba siempre pensaba que estaba en la calle, debido al ruido”, afirma Amira Mohamed, madre de tres niños. Hace tres años se trasladó del centro de El Cairo a un apartamento en un suburbio acomodado, donde paga 393 euros de alquiler. “Tuve que escapar de la multitud y del ruido”.
En los últimos años, las nuevas urbanizaciones, con nombres como Hyde Park, Beverly Hills o Uptown Cairo, se han apoderado de las afueras de El Cairo. Sus residentes son egipcios de clase media y alta, que al igual que Amira, huyen del tráfico, la polución y el caos y se instalan en los suburbios en pleno desierto. El contrapunto queda a unas 32 kilómetros por una autopista repleta de vallas publicitarias: son los barrios pobres de El Cairo, que con un ingreso familiar mensual de 39 euros, no paran de crecer.
Las diferencias entre ricos y pobres siguen aumentando en Egipto, al igual que los efectos nefastos de la mayor ciudad de África. Es una ciudad que funciona relativamente bien, dada su diversidad. “Una de las características de El Cairo es la heterogeneidad económica y comercial de la ciudad y la manera en que la gente de diferentes clases sociales conviven, obviamente con una separación clara por jerarquías”, afirma Diane Singerman, profesora asociada de la Escuela de Asuntos Públicos de la American University y experta en la distribución urbanística de El Cairo. “Ahora existe un movimiento que promueve la ‘arquitectura de enclave’ o ‘exclusividad privatizada’ y se ha producido una polarización social y espacial que ha incrementado la estratificación”.
De hecho, las principales inmobiliarias egipcias no sólo construyen complejos residenciales de lujo para la élite. También levantan ciudades satélites que sirven como centros de negocios locales e internacionales. El mensaje es: “Puedes vivir aquí, trabajar aquí. No necesitas ir a la ciudad, que tiene un exceso de población. Lo que estamos intentando es que la gente que venga aquí, viva aquí y se quede aquí”, explica Esmat El-Nahas, director de relaciones públicas de SODIC, una de las inmobiliarias egipcias de alto standing.
La ‘ciudad’ de Westown, de SODIC, se encuentra en medio del desierto y su estilo imita a Dubái. Los futuros residentes podrán escoger entre apartamentos con decoración zen o el estilo islámico moderno. La ciudad tendrá un parking subterráneo y un paseo comercial con cafés, inspirado en Las Ramblas de Barcelona. Las obras estarán terminadas en los próximos 7 a 13 años. SODIC no entrega información sobre el precio base de una de estas viviendas.
Durante los seis últimos años, la economía egipcia ha crecido de manera importante gracias a la implantación de reformas económicas liberales por parte del Gobierno. Antes de la crisis financiera, el PIB egipcio crecía un 7 por ciento anual. Aunque en 2009 fue rebajado a poco menos del 5 por ciento, el país aún ocupa el lugar número 29 en la lista mundial de crecimiento del PIB, según el World Factbook de la CIA.
Sin embargo, Manal Tibe, directora del Centro Egipcio de Derecho a la Vivienda (ECHR), explica que, en realidad, la nueva riqueza no ha llegado al grueso de la población. Muy pocos egipcios se pueden permitir este nuevo mundo de los suburbios de alto standing, señala. El ingreso per cápita promedio de Egipto es de sólo 4.720 euros anuales (lugar 134º del ranking mundial). El país tiene una media de edad de 24,8 años, pero muchos egipcios que quieren abandonar el hogar familiar, casarse y hacer su vida, simplemente no se lo pueden permitir, explica Tibe. “En Egipto hay segregación, pero no como en Sudáfrica, donde se basa en el color. Aquí es de clases”, añade.
Según ECHR, unos cinco millones de habitantes de El Cairo viven en comunidades “informales”, básicamente chabolas, en las cuales no tienen acceso a agua potable, servicios públicos, ni electricidad. “Este sector informal, que es enorme en El Cairo y otras partes de Egipto, es una especie de solución “privada” a la falta de viviendas a precios razonables”, afirma Singerman.
Recientemente algunas inmobiliarias –las mismas que hacen las casas de lujo- han presentado iniciativas para construir viviendas básicas en los suburbios de El Cairo. Pero los responsables de planificación urbana advierten que esto creará nuevos problemas: no hay suficientes medios de transportes para desplazarse hasta el centro de la ciudad. “Gran parte de este tipo en grandes ciudades ha acabado con comunidades residenciales y con el dinamismo de las áreas comerciales”, añade Singermann.
Pero eso no afecta a Amira Mohamed, que tiene claro que no quiere volver a Heliopolis, el barrio de El Cairo donde aún posee una casa. “No puedo. Me moriría”, sentencia. Fuente: La información
8 may 2010
Beverly Hills en El Cairo
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