Marx criticó a Malthus que culpase al tamaño de las poblaciones por problemas cuya auténtica causa era la mala distribución de la riqueza. El marxismo ortodoxo siguió sosteniendo mucho tiempo después que “la población no es el problema”. Pero por otra parte los mayores poderes del Estado comunista permitieron políticas de población de todo tipo, tanto o más impositivas que las del resto de Estados. Continúa leyendo
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