24 oct 2012

William Randolph Hearst y el cuarto poder

William Randolph Hearst (29 de abril de 1863, San Francisco - 14 de agosto de 1951, Beverly Hills) fue un periodista, editor, publicista, empresario, inversionista, político y magnate de la prensa y los medios estadounidenses, que emergió como uno de los más poderosos personajes de la escena política y empresarial de dicho país.

Hearst consolidó uno de los más grandes imperios empresariales de la historia, llegando a poseer en su epítome un total de 28 periódicos de circulación nacional, entre ellos Los Angeles Examiner, The Boston American, The Atlanta Georgian, The Chicago Examiner, The Detroit Times, The Seattle Post-Intelligencer, The Washington Times, The Washington Herald y su periódico principal The San Francisco Examiner, además de diversificarse con la posesión de empresas editoriales, compañías y emisoras radiales, así como revistas, tal es el caso de Cosmopolitan, Town and Country y Harper's Bazaar, entre muchas otras.

Ampliamente conocido por usar los medios como auténticos instrumentos políticos, además de ser el más afamado de los promotores de la prensa amarilla, se valió de generar escándalos y de la manipulación mediática, para lograr que sus intereses comerciales y políticos se viesen beneficiados, siendo los casos más resaltantes su intervención para que la Guerra hispano-estadounidense aconteciera y sus periódicos fuesen los que obtuviesen las primicias, así como la campaña que realizó en contra de la Revolución Mexicana, primero para mantener el régimen de Porfirio Díaz y luego el de Victoriano Huerta, ello debido a la inmensa cantidad de propiedades y haciendas poseidas por él en territorio mexicano, que se habrían visto en riesgo con la revolución.

Deseoso de consagrarse en el campo político, Hearst trató de alcanzar varios cargos públicos, valiéndose de todas las herramientas de las que dispuso. Tuvo éxito en ser electo por el Partido Demócrata, como miembro de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos, para el período 1903-1905 y luego consiguió reelegirse para el consiguiente período de 1905-1907, pero falló posteriormente en su intento de convertirse en Alcalde de Nueva York y luego fracasa otra vez, en esta ocasión en su aspiración a ser gobernador del Estado de Nueva York. En lo sucesivo no interferiría directamente en la política, aunque sí mantendría injerencia en la misma.

La historia de Hearst, llena de ambiciones, extravagancias y acciones tan despóticas como arbitrarias, sería llevada a la gran pantalla por Orson Welles, con la afamada película Ciudadano Kane, la cual el propio Hearst trató de evitar que fuese lanzada al público, lo que ocasionó que la misma no lograse obtener un buen desempeño en la taquilla. No obstante, la película conseguiría ganar un Óscar y a la larga sería considerada como una de las más extraordinarias obras del séptimo arte.

Inspirado por el trabajo de Joseph Pulitzer, fue inventor de la prensa amarilla o sensacionalista, un periodismo que mezcla titulares incendiarios, alejados de la neutralidad y rigor periodístico, cuyo objetivo es vender la mayor tirada posible sin tener en cuenta la veracidad u objetividad de los datos. Su poder fue tan omnímodo que prácticamente nadie era capaz de enfrentarse a sus publicaciones, llegando a tener un monopolio periodístico y periodistas como Jack London.

La guerra de Cuba

Hearst es recordado particularmente por el incidente de la guerra de Cuba de 1898. Una escalada creciente de tensión surgió entre España y Estados Unidos a causa de la situación de Cuba, colonia perteneciente a España. Esta tensión diplomática fue alimentada por Hearst, según muchos con el único objetivo de vender periódicos, si bien según la posterior película de Orson Welles, la guerra facilitó el anhelado dominio del Canal de Panamá, de gran valor estratégico.

Cuando, en medio de la guerra de Cuba (1898), el acorazado estadounidense Maine explotó en el puerto de La Habana (Cuba), fue Hearst quién señaló a España cómo culpable de un supuesto sabotaje e instó al por aquel entonces presidente estadounidense William McKinley a iniciar una guerra contra los españoles, algo que el gobierno no tenía en mente. La guerra facilitó a Estados Unidos el dominio del Canal de Panamá y la pérdida de las últimas colonias de ultramar españolas.
[editar] Línea periodística

Sus opiniones, manifestadas a través de sus periódicos, fueron controvertidas. Fue acusado de xenófobo, de pronazi y partidario de la caza de brujas. Algunos, además, apuntan a que instó al asesinato de presidentes del gobierno meses antes de que fuera asesinado McKinley. Una de sus máximas más conocidas era I make news -Hago noticias-, dando a entender que alteraba la noticia para que fuera más escandalosa.

Impulso de la historieta

Hearst también tuvo gran importancia en el desarrollo de la historieta moderna, gracias a su astucia y visión comercial, que le condujo a arrebatar a su rival Joseph Pulitzer algunos de sus autores estrella como Richard Felton Outcault o George McManus, además de dar a conocer a James Swinnerton, Rudolph Dirks o Frederick Burr Opper. Incluso se le atribuyen decisiones creativas como el paso de la macroviñeta a la secuencia de ellas en The Yellow Kid o la idea de desarrollar de The Katzenjammer Kids (1897) a partir de la historieta alemana Max y Moritz de la que era un gran admirador. Otra de sus obras favoritas era Krazy Kat, que mantuvo en sus periódicos durante 20 años, a pesar de que nunca gozó de demasiada aceptación entre el gran público. Cuando en un movimiento contrario a los anteriores, Dirks se trasladó del Journal al New York World en 1913, Hearst logró que su periódico conservase el derecho sobre el título de The Katzenjammer Kids tras dictamen del Tribunal Federal, eligiendo a H.H. Knerr como continuador de la serie. El magnate también impulsó la venta de las primeras recopilaciones de tiras y en 1914 fundó el Kings Feature Syndicate, la primera agencia para la distribución de las mismas.

Otra de las situaciones por las que alcanzó la fama fue por su afición desmedida por poseer cuantos más objetos posibles, llegando sus riquezas a ser portentosas. Adquirió compulsivamente palacios (construyó un castillo de 240.000 acres, San Simeon, en California) y obras de arte, muchas de las cuales nunca llegaban a salir de sus envoltorios. Sirva como ejemplo la compra del Monasterio Cisterciense de Santa María en Segovia, que envió piedra a piedra a su país natal. El declive de su imperio supuso la venta de muchas de dichas piezas; bastantes de ellas recalaron en el LACMA de Los Ángeles. En 2008, este museo ha reunido parte de estas obras en una exposición sobre el magnate. Otras obras que le pertenecieron han regresado a Europa; así, la escultura La Madonna Czernazai pasó al Museo Lázaro Galdiano de Madrid y la llamada Armadura Avant (la completa más antigua del mundo, de hacia 1440) se conserva en Glasgow (Museo Kelvingrove).

Hearst ocupó una posición en la Cámara de Representantes norteamericana. Conocida es también su apasionada historia de amor con la bella actriz Marion Davies, a la que hizo benefactora de sus caprichos, y trató de promocionar en el cine. De hecho, la leyenda urbana cuenta que en una fiesta privada en su yate encontró a Marion besándose con Charles Chaplin, le disparó a éste, y, por error, mató a Thomas Harper Ince (justo en el día de su cumpleaños, de ahí la fiesta), ocultando el incidente astútamente sin que las autoridades supieran nada del asunto.

Ciudadano Kane

Tanto hervidero alrededor de este hombre cuyo control parecía desbordarse tenía que estallar, y Orson Welles, un joven y prometedor cineasta, tuvo la idea de hacer una película sobre este personaje basado en su mal connotado perfil y opinión pública, (en principio, la idea era de hacerlo sobre Howard Hughes, pero Hearst superaba en excesos a Hughes), realizando entonces el guion en colaboración con Herman J. Mankiewicz.

De hecho, el guion es una réplica de la vida de Hearst, apenas disimulada (la palabra «Rosebud», que sirve de hilo conductor de toda la narración, es el apodo con el que Hearst llamaba a cierta parte íntima de Marion). La película se llamó Ciudadano Kane, y Hearst sabiendo que era acerca de su persona hizo todo el esfuerzo posible por impedir que saliera a la luz, pero la Gran Depresión afectó seriamente sus negocios, y eso mermó en gran medida su portentoso poder.

Ciudadano Kane, estrenada en 1941, es considerada por la crítica como una de las mejores películas de todos los tiempos, aunque más por sus innovaciones técnicas que por el guion (que sin embargo, recibió el único Oscar de la película). El telefilme RKO 281, describe toda la difícil evolución de la película y cómo ésta consiguió salir adelante. Gracias a este film, se puede desvelar la naturaleza de la personalidad de Hearst.

Hearst fue el primero en demostrar que la prensa podía ser un terrible cuarto poder al que había que tener en cuenta en la política y en los negocios. Además, su figura como millonario comprador compulsivo ha servido de socorrido ejemplo (como por ejemplo, en Ética para Amador de Fernando Savater) de cómo el dinero no proporciona la felicidad.

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