28 nov 2009

¡Comercio, no ayudas!

Si bien los comercios de precio justo pueden servir de ayuda a los países en vías de desarrollo, no menos necesarios son este tipo de iniciativas en los países desarrollados donde el desempleo alcanza cotas estimables.

Fue durante la conferencia de la UNCTAD de Ginebra en 1964 cuando se oyó por primera vez el grito de ¡Comercio, no ayudas! En aquel momento, los países industrializados eludían problemas centrales tales como el precio de las materias primas y la apertura de los mercados. Preferían ofrecer créditos y ayuda al desarrollo. Durante la segunda conferencia de la UNCTAD en Nueva Dehli en 1968, los paises en desarrollo volvieron a reivindicar un comercio más justo, pero el resto del mundo hizo caso omiso a estas exigencias.

En la Europa de los 60, los problemas del Tercer Mundo no despertaban mucho interés en la población. Entre los pocos grupos que se sentían preocupados, nació la idea de crear tiendas "UNCTAD" para vender productos del Tercer Mundo cuya entrada en el mercado europeo era obstaculizada por los aranceles. Las ventas tenían por objetivo protestar contra el comercio internacional y la repartición desigual del poder. En abril del 1969, la primera "tienda solidaria" se inauguró en el pueblo holandés de Breukelen. Fue el inicio de un periodo de crecimiento rápido del movimiento de las tiendas solidarias: en tan sólo dos años, los Países Bajos ya podían vanagloriarse de poseer 120 tiendas de este tipo y el movimiento se difundió rápidamente en Alemania, Suiza, Austria, Francia, Suecia, Gran Bretaña y Bélgica. En el sur de los Países Bajos, una organización llamada S.O.S. Wereldhandel ya había participado activamente en la importación de productos de los países en desarrollo. Fundada por jóvenes católicos en 1959 como organización de caridad, S.O.S. Wereldhandei empezó en 1967 a importar artesanías de varios paises del Tercer Mundo y a venderlas por catálogo, a través de iglesias y de grupos de solidaridad con el Sur. Las tiendas solidarias dieron entonces una salida estable y directa para S.O.S. Wereldhandel. Las ventas eran excelentes y la organización pudo crear "sucursales" en Alemania, Austria, Suiza y Bélgica. Con el tiempo, estas "sucursales" se independizaron para formar organizaciones nacionales. En otoño de 1973 se lanzó el primer café de comercio justo. Importado de cooperativas de Guatemala, el "Indio solidarity codee" aceleró considerablemente la expansión del comercio justo y las ventas de café no tardaron en sobrepasar las de artesanías. En la década de los 70 tuvo lugar un replanteamiento y una discusión ideológica sobre los objetivos del comercio justo. Se planteaba la venta de productos sobre todo como una manera de dar información y de conciencias a la población. De puntos de venta, las tiendas solidarias se convirtieron en sedes de campañas.

En los años 80 cambió la perspectiva: se le dio tanta importancia a la venta como a las campañas y a la concienciación. Se mejoró mucho la calidad del producto y el desarrollo de nuevos productos ganó importancia en las relaciones con los productores. Se aumentó constantemente la variedad de productos al incorporar diversas mezclas de café, muchos tipos de té, miel, azúcar, cacao, nueces, etc. La variedad de los productos artesanales también aumentó. En este sector también, la mejora constante de la calidad y el desarrolin de nuevos productos se convirtieron en puntos clave. Las tiendas solidarias dejaron de menospreciar el marketing para promover el producto y llamar la atención del consumidor.

Hoy en día, existen organizaciones de comercio justo en diez países europeos, en Canadá, Estados Unidos y Japón. Para acercar el producto al consumidor, hay una red de 3000 tiendas solidarias, grupos de venta por catálogo, representantes y otros grupos locales. En Alemania y los Paises Bajos, las iglesias desempeñan también un papel importante en la venta de productos. En cuanto a las ventas al por mayor a empresas, organizaciones y organismos estatales, aumentan rápidamente. Además, se han tomado las primeras medidas para comercializar los productos en las tiendas normales. Se supone que la venta de productos por estos canales de distribución ganará mucho peso en los próximos años.

El lanzamiento de las marcas (o sellos de garantía del comercio justo ha dado un empujón fuerte a este tipo de comercio. Al plasmar sus principios en una marca, el comercio justo propone un modelo que las empresas tradicionales de comercio pueden adoptar. Fue en los Países Bajos, en 1988, donde se introdujo, con el nombre de Max Havelaar, la primera marca del comercio justo. En siete anos, se han lanzado estas marcas en unos 10 países europeos y otros países. Además, no sólo se aplican al café sino también a un número creciente de productos.

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