Amy Oyekunle tiene un objetivo modesto: salvar África involucrando a más mujeres en las tareas de Gobierno. Oyenkule dirige KIND, una organización no gubernamental nigeriana que busca impulsar la democracia y acabar al mismo tiempo con la marginación y el maltrato que sufren muchas mujeres en su país.
(Ginebra, Suiza). La representación política de la mujer en la Nigeria natal de Amy Oyenkule es del 6 por ciento y ella quiere que llegue al 30 por ciento. Para lograrlo, desea cambiar la forma en que los hombres africanos ven a la mujer. “No sé cuándo sucederá, pero es nuestro objetivo”, afirma.
Oyekunle, de 33 años, es directora ejecutiva de KIND, una ONG con sede en Nigeria y Estados Unidos. KIND inició sus actividades en 1999, tras la muerte del ex dictador Sani Abacha y el regreso de la democracia a Nigeria.
La organización fue promovida por Hafsat Abiola-Costello, hija del conocido líder tribal apodado MKO, que resultó electo presidente de Nigeria en junio de 1993. Abacha había ordenado la detención de MKO y se había instalado en el poder a través de un golpe militar. La madre de Hafsat, Alhaja Kudirat Abiola, fue asesinada por los secuaces de Abacha cuando participaba en una manifestación para exigir la liberación de su marido.
MKO, cuyo nombre completo era Jefe Moshood Kashimwao Olalwale Abiola, murió en prisión dos años más tarde. Abacha lo había acusado de traición por atreverse a declarar que debería ser el presidente de Nigeria. Tan pronto como Abacha desapareció de la escena política, Hafsat lanzó KIND, las iniciales de Kudirat Initiative for Nigerian Democracy (Iniciativa Kudirat para la Democracia Nigeriana).
Sin embargo, al poco tiempo, decidió que iría más allá de Nigeria y cambió el nombre a Kudirat Initiative for Democracy (Iniciativa Kudirat para la Democracia). Amy Oyekunle se convirtió rápidamente en la pieza clave de la organización y se dio cuenta que para alcanzar la verdadera democracia en Nigeria se tenía que cambiar la actitud hacia la mujer.
“En Nigeria se cree que las mujeres han de estar detrás del hombre y no pueden dar un paso adelante”, afirma.
KIND comenzó a formar a mujeres jóvenes, entre 18 y 35 años, en técnicas de liderazgo y a darles las herramientas para hacer oír su voz. “Al principio parecía simple”, explica Oyekunle. “Pero descubrimos que el hecho de que las mujeres fueran sumisas era un asunto cultural. Vimos que estaba aumentando la violencia de género. Siempre ha sido un problema en Nigeria, pero no se habla de ello. Si soy víctima de violencia doméstica, si mi marido me pega, no hablo. Si lo hago, es una vergüenza para mi familia. Por eso KIND comenzó a presionar para que se promulgaran leyes para acabar con la violencia y romper el silencio”.
El objetivo principal es acabar con las violaciones. Se calcula que sólo en un hospital de un distrito de Lagos llegan cada día 10 casos de violación de mujeres y niños; y Lagos tiene 57 distritos... Pero la Policía no mantiene un registro porque se considera un delito importante, según cuenta Oyenkule en una entrevista durante su reciente visita a Ginebra para asistir a una conferencia de mujeres titulada "El valor de dirigir". Otro asunto es garantizar el derecho de la mujer a heredar la propiedad cuando muere su marido.
En 2006, para conmemorar el Día de la Mujer, KIND llevó a Nigeria la conocida obra “Los monólogos de la vagina”. Se representó en Lagos y Abuja, la capital federal. Esta última era importante porque KIND quería que los legisladores nigerianos escucharan lo que realmente piensan las mujeres.
Para KIND, fue una muestra de audacia. “Lo que más nos preocupaba era que nos degollaran mientras dormíamos”. Hubo algo de rechazo, pero al final los asistentes acogieron el mensaje. “Para muchas mujeres fue el momento en que se dieron cuenta [de muchas cosas]”, añade.
Las representaciones recaudaron dinero para apoyar un hogar de mujeres en Lagos y KIND comenzó a preparar obras de teatro con historias nigerianas. Esta vez, buscaron talento en “Nollywood”, la sede de la industria cinematográfica del país. “La mayoría de las representaciones se realiza en las universidades, que es donde se prepara la próxima generación de líderes. Si las mujeres no adquieren esa conciencia en esa etapa, nunca lo lograrán”.
Oyekunle está casada y tiene dos niños. Dice que su trabajo como activista ha tenido incluso repercusión en su propia familia. “Mi marido dice que yo soy la filántropa y él el empresario. Soy la trabajadora social y él, no. Antes me decía que sería mejor que trabajara en un banco o en Naciones Unidas donde ganaría más dinero, con menos tensión”, explica.
Pero con los años, su marido ha aceptado su trabajo y ha habido un punto de inflexión en la relación. “Primero se negaba a reconocerlo, después lo aceptó y ahora, de hecho, me ayuda. En el futuro quiero entrar en política en Nigeria”, sentencia.
27 mar 2010
Pro-derechos de las mujeres de África
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