El objetivo de las cámaras ha pillado a Sarah Jessica Parker saliendo a la calle en pijama. Me gusta su look. Combinar unos botines con tacón de vértigo con un chandalito o pijama y un abrigo de piel, tiene su gracia.
Un primo segundo mío solía salir en pijama todas las mañanas a comprar el pan y el periódico, y yo misma me pasé una temporada saliendo a la calle con salto de cama por abrigo. Aseguro que aquí en Madrid, nadie lo notaba.
Ahora, una campaña de imagen de cara a la Expo Universal Shangai 2010 pretende acabar con uno de los hábitos favoritos de la población china: salir a la calle en pijama.
La informalidad es uno de los rasgos que definen a la sociedad china: que un camarero se quede dormido con los brazos cruzados sobre el mostrador o que un vecino se pasee con la camiseta arremangada con la barriga al aire cuando hace calor son costumbres que aquí no molestan a nadie.
Sin embargo, los habitantes de Shanghai pronto tendrán que renunciar a uno de los hábitos más populares: salir a la calle en pijama y zapatillas. Con el fin de mejorar la imagen de la ciudad durante la Exposición Universal 2010, que se inaugurará en mayo, las autoridades de Shanghai han pedido a sus 19 millones de habitantes que dejen de salir a la calle en pijama y cuiden la manera de vestir. El reto no será fácil. Sea verano o invierno, centenares de habitantes de grandes ciudades como Pekín y Shanghái continúan sin tener algún reparo a la hora de salir a comprar tabaco, un ramillete de cebollas tiernas o pasear al perro vestidos con una simple camisola de algodón o un pijama de felpa y zapatillas de lana, ahora que hace frío.
“No salgas a la calle en pijama, sé una persona civilizada, una persona Expo Universal” es el eslogan de una de las actividades asignadas por las autoridades de Shanghái a los llamados “comités de barrio” de la ciudad. Este tipo de asociaciones vecinales, extendidas durante el Comunismo, permiten al régimen chino contar con decenas de vigilantes voluntarios que se encargan de supervisar las calles y alertar de cualquier desorden social de forma gratuita, sobre todo en ocasiones de máxima seguridad, como los JJOO de Pekín o la Expo de Shangai. En este caso, los voluntarios, una especie de “chivatos” públicos, reconocibles por las bandas de telas de color rojo que lucen en el brazo y por ser la mayoría de la tercera edad, se encargaran de señalar a la gente que pasea en pijama por Shangai e aconsejar sobre el tipo de ropa que deberían llevar.
El diario Shangai Daily explicaba el caso de Shen Guofang, líder del comité de distrito de Qiba, en Pudong, (muy cerca del recinto de la Expo): hace dos semanas, Shen reclutó a un “equipo de persuasión para un vestir civilizado”: diez voluntarios del barrio que dedican dos horas a detectar a a la gente que pasea en pijama y convencerla para que vuelva a casa a cambiarse, en un tono de broma. “Se trata de no perder la cara”, dijo Shen al Shangai Daily. Las autoridades chinas , y la sociedad, en general, están obsesionadas con “no perder la cara” (mianzi), no hacer el rídiculo en público, especialmente frente a los extranjeros. Así, el gobierno de Shanghai está obsesionado en ofrecer una imagen perfecta de la ciudad, igual que Pekín durante los JJOO. Entonces, se prohibió escupir en la calle, entrar en estampida en el autobús, llevar la camiseta arremangada o incluso que los taxistas comieran ajo, para evitar el mal aliento. Es una pena. Las autoridades chinas, empeñadas en promocionar la Expo Universal como un evento que representa la “civilización moderna”, sin cabida para los “malos hábitos” de la gente ordinaria, olvidan que la costumbre de salir en pijama es un atractivo curioso para los visitantes extranjeros.
Salir a la calle en pijama tiene mucho que ver con el bajo concepto de intimidad en la sociedad china, ligado a los años de comunismo y pobreza, a que muchas familias continúen viviendo juntas en espacios muy reducidos, a que tengan que salir a la calle para utlizar los baño públicos… Pero para algunos también se trata de una cuestión de imagen social: salir en pijama a hacer recados es presumir del privilegio de vivir en el centro de la ciudad, con todo lo necesario a un tiro de piedra, o de llevar una vida “ociosa”. La moda del pijama se expandió sobre todo en los años 70, durante la época de Reforma y Apertura, como símbolo de una vida “más confortable”, tras tres décadas de comunismo.
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13 mar 2010
Salir a la calle en pijama: Shangai 2010
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