1 dic 2009

Los oficios más extraños

Por P. Córdoba, en 4 de Enero de 2008

“¿Y tú en qué trabajas?. Entonces cogió aire, balbuceó un par de palabras y no supo cómo empezar a explicar la labor, con la que se ganaba el sudor de ssexador de pollosu frente.”

Esto puede ocurrir, cuando se tiene uno de los trabajos más extraños del mundo. Son ocupaciones desconocidas para gran parte de la gente, que cuando oye hablar de ellas, responde con gesto incrédulo: “¿en serio hay alguien que se dedique a eso?”. Implican tareas, que a veces se dan por hechas, como si fueran realizadas por la propia madre naturaleza, o uno no hubiera caído en la relevancia que esos quehaceres tienen en el buen funcionamiento de la sociedad.

En ocasiones parece que el mercado laboral muestra la misma y replicada oferta laboral de “sota, caballo y rey”. Los estudiantes universitarios de determinadas carreras (magisterio, derecho) se desesperan ante la dificultad de encontrar un trabajo en el sector para el cual se han preparado, dada las múltiple coincidencia de la competencia en su elección profesional.

La mayoría de los niños quieren ser futbolistas, tertulianos de TV o informáticos; los tres gremios, que desde la niñez, son más observados y accesibles a los ojos de un niño através de la pantalla de su ordenador, la televisión, y del clamor nacional con el fútbol, que por lo menos en España se vive.

Los trabajos de nuestros abuelos (estuquista, esquilador, quesero), se consideran actividades caducadas, que no acompañan al progreso urbano al que aspiran los nietos. Esas labores de artesanía y agricultura acaban extinguiéndose en las ciudades, o son valoradas como signos de retroceso. “No me cuentes que has hecho una silla de mimbre, dime que has montado una franquicia de muebles”

Todo esto, sumado a la falta de información, al final hace que sin darnos cuenta, a la hora de buscar trabajo miremos hacia los mismos puntos rígidamente, como si no hubiera ninguna otra posibilidad digna con la que ganarse la vida.

No nos referimos a aquellos cometidos, que rebajan la dignidad de las personas, o desvirtúan lo que es el esfuerzo y la remuneración meritoria. Estamos hablando simplemente de los trabajos, que provocan desconcierto ante la verosimilitud de su existencia. Cuando menos, al nombrarlos despiertan nuestra curiosidad, para después musitar entre dientes “bueno claro, la verdad es que alguien tenía que hacerlo.”.

Empecemos por mamporrero, no es un insulto (como es utilizado por muchos), es la actividad de dirigir el miembro sexual del caballo u otros animales en el acto de la reproducción sexual. ¿O cómo pensabais que se llegaba a los pura sangre?
Sigamos con otros relacionados con el mundo animal. Sabemos que el ojo que no está ejercitado, no es capaz de ver lo que el ojo experto. Pues bien, hace falta mucho entrenamiento para poder distinguir el sexo de las aves, lo que suele resultar imposible para la mayor parte de los mortales, excepto para un buen sexador de pollos. A él tenemos que agradecerle, que tras una ardua formación, en cuestión de 4 segundos, pueda discriminar (desde que nacen) las aves de carne, de las ponedoras o reproductoras.
¿Y el matarife?. Fruncimos el ceño cuando entendemos que se dedica a matar las reses, que otros sazonamos con pimienta, antes de llevárnoslas a la boca.Limpiador cristales externos

Hay otros que, además de ser infrecuentes, conllevan cierto peligro, lo cual hace que sean elegidos por vocación, motivados por el riesgo, o por relevo de padres a hijos. Citemos al contorsionista, faquir, escolta, agente secreto de los servicios de inteligencia, instalador de líneas eléctricas de alta tensión, empalmador de cables eléctricos aéreos, limpiador de cristales externos de edificios, etc.

Otras labores llamativas son:
-Estereotipista (escritor con taquígrafo)
-Oxicortador. Las vías de los trenes a veces tienen que ser cortadas y soldadas, para lo cual se recurre a este trabajador, quien emplea un gas combustible en tal misión.
-Sepulturero. Son invisibles en los momentos más dramáticos, pero hacen una labor más que necesaria.
-Pisteros de nieve y técnicos pisanieves. Velan por la seguridad de los esquiadores, desde el verano, en que preparan el terreno y las pistas.
-Del área marítima, no podemos omitir: cocinero de un barco, engrasador de las máquinas y calderetero del mismo, considerados como ocupaciones de difícil cobertura.
-Persianista, sólo tienes que mirar a tu ventana para recordarle.
-Herrero, el zapatero de los caballos, y el artista del hierro forjado.
-Deshollinador. Desde el salto a la fama con Mary Poppins, hasta el mantenimiento de nuestras calderas y chimeneas en la actualidad

Por otro lado, luego encontramos los oficios más antiguos, y que están a punto de perderse en la era de la tecnología, aunque quedarán en los anales de la historia: las malleras (artesanas de las redes), el afilador de cuchillos y tijeras, el organillero (el músico de los transeúntes de la plaza mayor de las ciudades), el campanero (llamadas al pueblo desde lo alto de la Iglesia, según un código de toques, cuidadosamente estudiados).

Después de haberos mostrado otra realidad laboral, vuestra mente ya estará preparada para asimilar con total normalidad empleos como el de evaluador de olores (axilas, excrementos de animales, pies), ¿o no?. Esto es de lo que se encarga una mujer de Cincinnati para valorar la eficacia de desodorantes y ambientadores. Este y otros singulares quehaceres están recopilados en el libro Trabajos bizarros de Nancy Rica Schiff, fotógrafa que retrató a una directora de un colegio de chicos que quieren ser chicas, un pulidor de monedas, un medidor de los pechos de las modelos, un modelo de pies, un evaluador de aliento de perros, una diseñadora de vestidos para barbie, un escalador-restaurador de estatuas, un operador de marcadores, etc.
oledora de axilas

El sentimiento de extrañeza es sólo para el espectador, porque para estos protagonistas, su trabajo es tan cotidiano y normal como el de los demás. Esta es una prueba confirmatoria de cómo la satisfacción laboral no depende tanto de la tarea en sí, como de la interpretación que haga la persona de su labor. Recordemos aquel albañil, que mientras sus compañeros decían que ponían ladrillos, él expresaba que se encargaba de construir hogares.

Os damos las gracias a todos aquellos profesionales que nos facilitáis la vida, a pesar de que vuestra actividad no sea tan conocida o valorada, bien merecéis un espacio en los medios de comunicación.

Como seguramente, no hemos podido nombrar todas las ocupaciones peculiares existentes, os invitamos a que escribáis otros ejemplos de este tipo en el blog, como nuestro pequeño homenaje a estos grandes trabajadores.

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2 comentarios:

  1. Ese texto te lo has robado de otra página. La buena noticia es que no eres el único que lo ha hecho. Pero si lo plagias, al menos podrías citar la fuente

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  2. Hola anónimo, al final he puesto la fuente. ¿O no?

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