20 ene 2010

¿Estás lista para decir "no"?

No es fácil decir no al jefe, a los niños o a la vecina. A menudo respondemos sí cuando queremos decir no, he aquí algunos consejos para aprender a decir no.

Hay situaciones en las que una respuesta negativa es, evidentemente, mal recibida. Cuando una colega te pide que le eches una mano en un informe porque tiene grandes preocupaciones personales en ese momento, es mejor aceptar. Por el contrario, si cuando te pide dinero prestado notas que crece en ti la angustia y te supone un disgusto ¡recházalo! Antes de responder, analiza el tema: la experiencia tiene que guiarte en tu decisión.

Tómate tu tiempo
Muy a menudo, te sientes entre la espada y la pared y aceptas una realizar un informe suplementario porque te han planteado la pregunta a bocajarro. ¿Por qué no devuelves la pelota? Pide un plazo para reflexionar antes de dar tu respuesta.

Libérate del sentimiento de culpabilidad
Si merece la pena hacerse esta pregunta es porque su respuesta no es evidente. Estás en tu derecho de no prestar 500 € a tu colega, o declinar una invitación para ir a casa de tus padres. ¡Y sin embargo no eres un monstruo! Tus familiares son completamente capaces de comprender que no estás a su disposición, ¡y no te odiarán por ello!

Prepárate
Entrénate en decir no. Prepara algunas fórmulas que puedas utilizar cuando no quieras acceder a la petición de tu interlocutor: “Lo siento, pero no puedo”; “Desgraciadamente me resulta imposible”… Repítelas en tu cabeza, así estarás preparada cuando llegue el momento. Una vez te encuentres en situación, no tengas miedo en reafirmarte repitiendo interiormente frases del tipo: “Tengo derecho a expresar mis opiniones”, “no voy a sacrificar mi bienestar para complacerle”, “no estoy a disposición de los demás”…

Sé diplomática
Ten tacto cuando respondas negativamente a tu interlocutor. Evita mandar a paseo a esa amiga que te está pidiendo un favor. Explícale más bien que lo sientes pero que desgraciadamente no puedes ayudarla. Una respuesta formulada con empatía y diplomacia será más fácil de aceptar.

Propón una solución
Si te cuesta verdaderamente decir no y no consigues quitarte el sentimiento de culpabilidad, propón una alternativa: “No puedo cuidar a tu hija el sábado, pero si quieres me puedo ocupar de ella el martes por la noche”. Tu interlocutor apreciará seguro tu buena voluntad. EnFemenino

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